domingo, 19 de mayo de 2019

Fotografía - 1964

 A Miguel Aurelio en el Barrio La Viña 1987.




Pavese vuelve a morir cada vez que te miro
como un lobo enjaulado y no me encuentro.
Es agosto 
y esta ciudad se ha llevado el rumor del río,
la soledad ruidosa de los puentes.
Nietszche vuelve a vivir en tu locura
con el fervor de un niño herido,
mi corazón se apaga en cada calle 
con la memoria intacta de tu paso.
(Conversaciones con Laura - Turín, 18 de mayo de 2019)




1



Estás ahí, en ese trozo de papel borrado
que ya no habla de cambios 
y de justicia
en los tugurios donde la bruma se detiene,
estás en mis brazos cuando duermes
con el deseo de amarte por encima de las hojas
y de la muerte 
cuando respiras en mis labios,
con mi sombrero azul de fieltro en mis rodillas, 
caminas por el nácar de un negativo borroso
como la nube de polvo que mecía 
every morning your pillow with my hand
y el vestigio de una plegaria perseguida
por la virgen sin luz
 de la capilla cerrada
que en la sangre perdía el clavel del Mentidero.

2

 El poema manchado de tu silla
y el vino de la noche
descienden a tu rostro de sirena oprimida
por el vuelo nervioso de una alondra
que no pliega las alas y emprende otro camino
como un hueco en el salón
que golpea en las ramas de una puerta
porosa, 
                 ebria, 
torpe, 
atormentada
como la juventud que no fue nuestra 
y llora
cada vez que me asomo a la baranda de tus labios,
al amargor de los helechos
de un niño ciego amortajado por el amor
que no supo quererme cuando llegó la noche larga.



(Memorias de Hydra) 

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Debo tener en cuenta lo que me dijiste algún día y no escuchar tu silencio de ahora.