miércoles, 29 de mayo de 2019

Los santos no volvieron del paseo (Ver(Htdra)



Anochece en mi rostro cuando pasa la muchacha
de ayer

que apenas sonreía para mi cuerpo y su libido,
que enviaba pétalos ennegrecidos
a los claveles rojos del mañana
enclavados en una estatua que guarda una sonrisa
a pesar de los fusiles, el mostaza y las cadenas
que no pueden llevarse del altar a los santos descreídos.



8 de mayo - Memorias de Hydra

Vuelvo al tiempo de los besos
                  acorralados,
de los sueños erguidos en el parque de plata
que ya no nos espera,
al laurel de la India que nunca se marchita,
a los bancos de piedra que ya no son los mismos;
no recogen la firma de tu mano nerviosa
pergeñando los vuelos profundos de una rima,
vuelvo al patio romano
como si quisiera gritarle a las rosas
que no serán nunca tempranas

cuánto te quería

en los recovecos de los jardines de las murallas,
en el pequeño foso del suicida
que aún guarda los calvarios brunos de nuestra nube
en el velo del mar que atravesaba
la pulpa del naranjo que oscurece
en el paseo crepuscular de Independencia,

y me estremezco

como si quisiera abrazarte de nuevo
en los surcos nostálgicos del agua
que se adentra en la noche de las incomprensiones,
de las barcas perseguidas
que gimen en la canción de tus arenas

[b]como una sirena que ha renunciado al canto[/b]

y horada con los ojos la amargura de sus piernas
entre los espigones derruidos por el salitre y su silencio
donde la luna araña al mediodía
tu sombra sobre la tierra del olvido,
el corazón sediento que aún rememora la caricia
del clavel caprichoso que tuviste en la boca.

(Memorias de Hydra 1964 - miércoles, 26 de septiembre de 2018


                             Pero  me emocioné sinceramente,
de una manera antigua que se me hizo extraña,
cuando advertí en sus ojos
que eras tú quien reías  y llorabas,
                                   y llorabas
como si volvieras
a otros escenarios del recuerdo y arrancaras
a Marianne de la suave marea que aún mece
su isla...           para decirle adiós riendo entre las lágrimas.     



          (Fotografía - 1964 - Marzo - 2012)


A Miguel Aurelio en el Barrio La Viña 1987.


Pavese muere en el abismo de mis ojos
cada vez que te miro y no me encuentro
como un lobo enjaulado
                                 que aúlla en el silencio de la muerte.

***   ***   ***

Es agosto y esta ciudad se ha llevado el rumor del río.
Nietszche vuelve a vivir en tu locura,
sufro en las ramadas
más frágiles del Averno, pero ya ves;
te amo incluso cuando me regañas...

***   ***   ***

No tengo la culpa de sentirme un chico abandonado
cuando no me sonríes,
hablé con Andrés el día de la mujer
pero no me escuchabas,
no debe atarse un purasangre a una noria.

(Conversaciones con Laura - Turín, 18 de mayo de 2019)


1

Estás ahí, en ese trozo de papel borrado
que ya no habla de cambios
y de justicia
en los tugurios donde la bruma se detiene,
estás en mis brazos cuando duermes
con el deseo de amarte por encima de las hojas
y de la muerte
cuando respiras en mis labios,
con mi sombrero azul de fieltro en mis rodillas,
caminas por el nácar de un negativo borroso
como la nube de polvo que mecía
every morning your pillow with my hand
con el vestigio de una plegaria perseguida
por la virgen sin luz
                          de la capilla cerrada

que la sangre perdía en el clavel del Mentidero.

2

El poema manchado de tu silla
y el vino de la noche
descienden a tu rostro de sirena oprimida
por el vuelo nervioso de una alondra
que no pliega las alas y emprende otro camino
como un hueco en el salón
que golpea en las ramas de una puerta

porosa,

                ebria,

torpe,

                                 atormentada

como la juventud que no fue nuestra
y llora
cada vez que me asomo a la varanda de tus labios,
al amargor de los helechos
de un niño ciego amortajado por el amor
que no supo quererme cuando llegó la noche larga.


_________________
...borracho melancólico,
guitarrista lunático, poeta...
(Antonio Machado)

En la vida no importa / los pasos que des, / las sandalias que lleves / sino la huella que dejas.
(Pasolini - V. Francisco León)

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Debo tener en cuenta lo que me dijiste algún día y no escuchar tu silencio de ahora.