Marilyn
nunca estuvo más bella que en "Vidas rebeldes", creo que a ello
contribuyó que se sentía más insegura que nunca con sus 34 años y que dejó
fluir su tristeza natural, solo pondría a su altura la escena de "I'm
through with love" de "Con faldas y a lo loco" precisamente
porque erige un monumento a la melancolía en una película en la que llega a
estar muy alegre.
Con respecto a
"Vidas rebeldes" te diría que a mí me ha pasado lo contrario que a
ti, la vi hace muchos años y no la tuve muy en cuenta; la veía muy lejos de “Niágara”
o “Con faldas y a lo loco”. Volví a verla hace poco y cambié de opinión; entre
las mejores películas de Huston aunque no esté a la altura de "Cayo
Largo" o "Dublineses", hay muy pocas películas por encima de
estas. Huston demostró siempre que le importaba más la vida que el cine y para
él tuvo que ser un regalo, a pesar de la dificultad extrema, encontrarse con
tres actores excepcionales que habían bajado la guardia y al mejor dramaturgo
estadounidense del momento, con permiso de Tennessee Williams, a su disposición
para modificar lo que iba saliendo sobre la marcha, el relato llevaba un tiempo
escrito, se trataba de adaptarlo al estado emocional, más delicado aún de lo
que se pensaba, de los actores; las estrellas no saben arrastrarse por la arena
ni soportan, cómo el sol, que les miren a los ojos cuando caminan entre las
nubes. Quizás no debamos verla como una película al uso, en un momento deja de
importarnos lo que pasa, el argumento, la grisura que envuelve el pasado de los
que siempre pierden, lo importante es ver como se interrelacionan los tres
protagonistas en ese momento, cuando no parece que haya futuro, las miradas,
los gestos, cómo transmitían el drama que vivía cada uno de ellos. El viejo y
eterno seductor abría los ojos y creía ver los de la muerte confesando que
había vivido aunque nunca se había recuperado del todo de la muerte en un avión
de Carole Lombard. Más previsible y falto de sentido era el destino de sus
jóvenes compañeros que quemaban los latidos con el paso acelerado sin detenerse
siquiera para enfrentarse con los rostros del espejo.
Yo también
pienso que nadie amó a Marilyn como el héroe italo-americano y que todo hubiera
sido más fácil si ella hubiera sido Norma Jeane, no era un hombre preparado para
lidiar con el resplandor indómito y voluble de una estrella sin norte,
admitamos que casi ningún hombre lo está y ella puso el listón más alto que
ninguna, quizás superada por Ava Gadner porque buscaba más sexo que amor y ha
representado mejor que ninguna en Hollywood la asunción del papel que le estaba
reservado al hombre en la conquista.
Creo que Arthur Miller también la amó y que el problema, que acabaría
reflejando un desdén evidente por la impotencia
que sintió por no poder solucionarlo, es que llegó a comprenderla.
Cuando
empezó el rodaje de la película hacía unos meses que todo había acabado; ella
seguiría buscando la muerte cómo quien juega a la vida, él, hombre valiente e
intachable en tantos órdenes de la vida, acabaría manchando para siempre su
memoria con el trato lamentable que le daría, pocos años después, a su hijo, porque
tenía síndrome de Down. Admiro a Miller desde que vi “Todos eran mis hijos”
cuando aún sabía hablar, he conocido esta noticia hace poco y me produjo
tristeza. Su hijo vivió siempre en una residencia sin apenas visitas de su
padre, no así de su madre, se abrazó a él mientras lo perdonaba, ya adulto, en
público, sobre un escenario.
(20 de marzo de 2018)
Postdata
Postdata
Con Arthur Miller he sentido una de las decepciones más traumáticas en lo relativo a distinguir entre lo que un hombre dice o escribe y su comportamiento en la vida privada. Lo admiré con la fe que se suele tener de adolescente a partir de ver "Todos eran mis hijos", sus propuestas, alineadas del lado de los desfavorecidos, su defensa de los valores morales en una nueva sociedad que solo creía en los materiales, su posicionamiento a favor no solo de la igualdad sino también de la equiparación social de las minorías, él era judío, su talento y su valentía le convirtieron en algo parecido a lo que Camus representaba en Europa. Las noticias del rechazo y, hasta cierto punto, del abandono, de su hijo porque tenía Síndrome de Down creó una confusión dolorosa, en ese momento aquellos que amamos su obra no supimos cuando íbamos al teatro si el autor estaba al lado de las víctimas, eso era lo que creímos siempre. Pero el peor castigo para Miller vino dado por las circunstancias cuando, en un escenario, hubo un encuentro con su hijo ya adulto, este no pudo evitar abrazarse a él de una forma cariñosa.
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Debo tener en cuenta lo que me dijiste algún día y no escuchar tu silencio de ahora.