Estás ahí, en ese trozo de papel borrado
que ya no habla de cambios
y de justicia
en las alcantarillas vestidas de negro,
y de justicia
en las alcantarillas vestidas de negro,
estás en mis brazos cuando duermes,
en el deseo de amarte por encima de las parras
y de la muerte
cuando respiras en mis labios,
cuando respiras en mis labios,
en mi sombrero, en el olvido y mi camisa
como la nube de polvo sin camino
que mecía cada mañana
que mecía cada mañana
los vestigios de las plegarias perseguidas
que se perdían en la taberna y el vino por la noche,
en el vuelo nervioso de una golondrina
que plegaba las alas y emprendía otro cielo
en un libro cerrado
golpeando en las ramas de una puerta postergada,
llorosa, ebria, torpe, ensangrentada.
***
Fotografía - Golondrinas
A Miguel Aurelio en el Barrio La Viña
***
Fotografía - Golondrinas
A Miguel Aurelio en el Barrio La Viña
Estás ahí, en ese trozo de papel borrado
que ya no habla de cambios
y de justicia
en los tugurios donde el bruno brilla,
y de justicia
en los tugurios donde el bruno brilla,
estás en mis brazos cuando duermes,
en el deseo de amarte por encima de las hojas
y de la muerte
cuando respiras en mis labios,
cuando respiras en mis labios,
y en mi sombrero,
y caminas por el nácar de un negativo
y caminas por el nácar de un negativo
como la nube de polvo que mecía
every morning your name
every morning your name
y el vestigio de una plegaria perseguida
por la virgen sin luz de la capilla
por la virgen sin luz de la capilla
que llenaba de sangre el clavel del Mentidero.
El poema manchado y el vino por la noche
descienden a tu rostro
El poema manchado y el vino por la noche
descienden a tu rostro
en el vuelo nervioso de una golondrina
que ha plegado las alas y emprende otro camino
como un hueco cerrado
que golpea en las ramas de una puerta
llorosa, ebria, torpe, atormentada
como la juventud que no fue nuestra.
(Memorias de Hydra)
como la juventud que no fue nuestra.
(Memorias de Hydra)
Estás ahí, en ese trozo de papel borrado
que ya no habla de cambios
y de justicia, de rats de cave,
y de justicia, de rats de cave,
estás en mis brazos cuando duermes,
en el deseo de amarte por encima de las hojas
y de la muerte
cuando respiras en mis labios,
cuando respiras en mis labios,
en mi sombrero, el olvido y mi camisa
como la nube de polvo
que mecía cada mañana
que mecía cada mañana
los vestigios de las plegarias perseguidas
que se perdían en la taberna y el vino por la noche,
en el vuelo nervioso de una golondrina
que ha plegado las alas y emprende otro camino
en un libro cerrado
y golpea en las ramas de una puerta
llorosa, ebria, torpe, ensangrentada.
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Debo tener en cuenta lo que me dijiste algún día y no escuchar tu silencio de ahora.