miércoles, 4 de enero de 2017

Pink Floyd - Ojalá estuvieses aquí.



       No he sabido cambiar el perfil de mi foto, no encontré ninguno bueno, relacionado con esto recuerdo que a mis amigos no les gustaba mi eclecticismo musical, que, incluso, llegaban a burlarse de mi debilidad por Joan Manuel Serrat, entonces los Pink Floyd eran los reyes de nuestro mundo, acababan de sacar "Wish you were here" y consideraban que no había otra cosa que aquel viaje al sonido y el recuerdo emocionado a un genio fundido cuando apenas empezaba a vivir. La traducción de la sinfonía sobre la que se sustentaba la maestría de aquella obra sigue siendo un misterio bien guardado, un sonido límpido y milimétricamente ejecutado se adueñaba de nuestras cabezas adolescentes y aumentaba nuestra admiración por un grupo que, al contrario de lo que era norma en el star system, se acantonaba en el silencio y la falta de noticias; el single perdía sentido, había que degustar un trabajo en su conjunto. 



   Nunca la sombra de Syd Barret había sido tan larga, indirectamente se había convertido en responsable de aquella eclosión creativa que coronaba a Roger Waters con los laureles de poeta.

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Debo tener en cuenta lo que me dijiste algún día y no escuchar tu silencio de ahora.