Y
viejo y cansado,
a
orillas del mar,
bebióse
sorbo a sorbo su pasado.
Profeta
ni mártir
quiso
Antonio ser
y
un poco de todo
lo
fue sin querer.
Serrat
hizo con Antonio Machado lo que éste hiciera con Rubén Darío; escribirle a su
manera recurriendo a la emoción y al sentimiento. No fue la única aportación
escrita propia que haría en este maravilloso disco, unos versos suyos vuelan a
la altura del poeta sevillano en "Cantares". Era el año 1969, poco
antes había decidido cantar también en su otra lengua, con el enfado y la
condena de "Els Setze Jutges" y afines, quizás eran tiempos de lluvia
que nos habían cogido en la calle sin paraguas, sin poder precisar qué lengua
acabaría siendo maltratada.
Como Léo Ferré, Georges Brassens y Paco Ibáñez decidió ponerle música y cantar a los poetas, y qué mejor que rescatar a aquel que supo hurgar como nadie en las sempiternas heridas de España. Aquí lo tenemos en un país que supo conectar con su sensibilidad, que siempre supo apreciar el poder comunicativo de la palabra y la acompañaba en su deriva.
"En Collioure" es un homenaje sincero y sentido de un hombre sencillo de barrio obrero en la cumbre de su creatividad que se pone el traje gastado de un hombre bueno que tuvo una muerte injusta representando el destino de la libertad en su país.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Debo tener en cuenta lo que me dijiste algún día y no escuchar tu silencio de ahora.