Un coin de vague,
une fleur qui tremble,
un oiseau mort
qui leur ressemble[i].
Decir
que una canción de Jacques Brel es emotiva, añadir que la interpreta en directo
con la desesperación y la ternura de un profeta herido o un hombre enamorado[ii], o que recurre a la niñez
como a un lugar que nunca deberíamos dejar atrás o un sueño del que no
tendríamos que despertar para creer en la vida, es como no decir nada,
probablemente estemos en un momento en el que descansamos de todos aquellos
versos que nos mostraban su fragilidad, en el que no tenemos ningún interés en
reconocer su valentía ni, por no saber de él, advertimos sus múltiples y
llamativos errores, esos que brotaban por la mala costumbre de llevar el
corazón muy por delante de la cabeza.
Fils d.. es una de esas canciones que se deslizan en la zona tibia de su
repertorio, aquellos que vamos un poquito más allá de "J'arrive"
hemos aprendido a quererla y a quedarnos prendados de la sensibilidad a flor de
piel de algunos de sus versos[iii], y la convicción anímica
de su autor mientras los desgranaba haciéndonos pensar, erróneamente, que nunca
más hollaría esas cumbres.
Yo
no sé lo que significa el título, tampoco creo que tenga mayor importancia,
estudié algo de francés para poderme dar la licencia de no entender algunas
canciones y actuar como si las hubiera entendido. Como, en cierta forma, dije
en el párrafo anterior, la niñez, junto al amor, la muerte, la denuncia de las
buenas y de las malas costumbres, y la variable identidad del hombre libre
cuando ya solo puede perder unas alas quebradas, fue un tema recurrente para
Brel, así de repente se me vienen a la cabeza otras dos monumentos que se levantan sobre su recuerdo; L'enfance y
Mon enfance.
Terminaría diciendo que alguna vez me pareció entender que decía algo
así; "Por mucho que hayas sido un niño tierno, si actúas como si lo
hubieras olvidado has acabado convirtiéndote en un hijo de…
21
de noviembre de 2014.
6 de noviembre de 2017.
[i] Un rincón de ola, / una flor que
tiembla, / un pájaro muerto / que se les parece.
[ii] En la Chanson no abunda el
optimismo cuando se trata de definir la alegre melancolía de estar enamorado.
[iii] Me hiciste pensar / que ni
siquiera tu amor era eterno. / Ahora sufres y te preguntas / qué fue de aquella
mirada, / en qué instante murió tu postrera sonrisa / qué viento se llevó las
hojas del diario / donde decías que me amabas. (Brel en la Escuela de Comercio)
¡Jacques Brel !...¡Ah, cómo se me alborota el alma!.
ResponderEliminarTodas sus canciones son maravillosas.
Gracias.
Un abrazo
Llevaba cierto tiempo, Fanny, sin acercarme a Brel, después resulta que me di cuenta que un día tomé la decisión de escucharle y sus canciones pertenecen a la sintonía de mi vida. Podría haber elegido a otro que le diera menos importancia a lo que decía, pero parecía como si siempre se jugara la vida. Yo, que me crié cuando se creía que todas las buenas canciones se escribían en inglés, hice proselitismo entre los amigos y conocidos y aún sabiendo que hacía mal, eso me dijeron cuando la señorita Sinde se enamoró de la cultura, les pasaba grabaciones de contrabando con notas explicativas que, por supuesto, no leyó nadie. Desperté con cara de tonto dándome cuenta que existía la música más allá del rock y que había otros idiomas para cantarla. Jacques Brel lo hacía con el corazón
EliminarUn abrazo.
Hubiera querido escribir una poesía que asustara a las monjitas e hiciera entornar los ojos a la nutrida tropa nerudiana. Pero Brel no es así, nos recuerda que las espinas suelen tener rosas, el dramatismo inherente a una declaración de amor, la reminiscencia de muerte de cada palabra que se pronuncia como si fuera la última teniendo como escenario un crepúsculo. A pesar de todo enamorarse es maravilloso.
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