jueves, 8 de enero de 2015

Ya soy infiel y adoro las ruinas

Ya soy infiel y adoro las ruinas
que allá en lo alto parecen contemplarme.
Nada pasó, aunque el tiempo se fuera
vuelvo a ser aquel niño
que se enfrenta a la tarde.

Vendrá la noche y quedará en mi rostro
como quedó en mi alma
el placer de conocerte
y el hondo suspirar al presagiar que nunca
he de volver a verte
en esta primavera terrenal
de donde te alejas.

(1983)


4 comentarios:

  1. Un poema con solera donde ya se reconoce tu sello poético.

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    1. Gracias, el muchacho que evocaba su niñez también te lo agradece.

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  2. ¡Pero es que eres genial, Enrique! Me emocionan tus versos.

    Vuelves a ser "ese niño que se enfrenta a la tarde", a los recuerdos -tal vez en ruinas- y te muestras nostálgico y tierno.

    Quedará en mi alma el placer de conocerte a través de tus versos.

    Un abrazo.

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    1. Otro de mis poemas juveniles, Fanny, me siento hablando de ellos como si fuese otro. Holderlin aparecía como una fuente inagotable de inspiración, apareció Pavese y di un giro brusco hacia otra poesía, así lo recuerdo, al encontrarme en una isla me orienté hacia la Historia y la poesía dejó de ser importante durante unos años.

      Haces que reaccione como alguien importante en esto, pero a través de tus comentarios veo huecos para utilizarlos a modo de confesiones o diarios,

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Debo tener en cuenta lo que me dijiste algún día y no escuchar tu silencio de ahora.