Hay un jardín en el fondo de tu ausencia
adonde vas de soledad en soledad
y te abandonas
a la suavidad de agosto anochecido.
Nada se fue tan lejos de ti como el amor a ti misma
y estás dormida, dormida a la sombra de tu ausencia
como el árbol aquel que derribaron
que era alto, hermoso y se perdió.
Yo nunca te olvidé aunque me he ido
y llevo en la mirada tus desdenes.
¡Quién fuera como el agua del arroyo
que se va y no vuelve!
Malas consejeras las ausencias.
ResponderEliminarUn abrazo grande!!
Siempre es una alegría saber de ti, Simón, a veces releo las cosas que me has dicho, escribir tiene pocos secretos a estas alturas para ti, quizás te queden esas que nadie sabe definir, deseo con sinceridad que las encuentres, el tiempo está de tu lado.
EliminarEste poema lo tengo entre los que más me gustan. Llevas razón en lo que dices de las ausencias, muchas veces son más fuertes que el amor.
Un abrazo.