domingo, 4 de enero de 2015

Neil Young- The needle and the damage done

Correrán los caballos desbocados,
horadando la vena y los sentidos.
¡Qué apetencia de mares esparcidos 
en la brisa lejana del pecado!

(F. Enrique León - Mares Lejanos)




           Estamos de acuerdo en que Neil Young está muy por encima de muchos en el mundo del rock a la hora de escribir unas buenas letras, pero no podemos compararlo con Dylan, Bowie o Reed. Sin acabar, quizás, de unir demasiado bien los versos, y emborronando un poco con un exceso de lenguaje coloquial un texto de un lirismo estremecedor que sobrecoge y nos presenta a las claras las dimensiones de la tragedia, en esta canción no se aleja demasiado de ellos y logra imágenes que han quedado en la memoria colectiva como ilustraciones efectivas que ayudan a intentar alejarnos del problema. 

        Neil supo darle con una voz introspectiva la emoción que el asunto requería, sugerir todo el desastre que se acumula en el mundo de las drogas, en concreto de la heroína que acababa de llevarse a dos amigos que tocaban con él en el grupo, habla de la muerte o vivir como si se estuviera muerto, chicos brillantes, buenos músicos que ya viven entre los muertos le recuerdan a un sol que se pierde para siempre detrás de las montañas. 

        Gran guitarrista y gran cantante, perseverante y con ideas propias ¿no sería pedirle demasiado que fuera un poeta maravilloso? 

     En esta canción no pudo liberarse del sentimiento de culpa que le perseguía, sobre todo, por la muerte del primero de sus amigos ya que intervino para poder evitarla y no hubo suerte, se notaba un cierto resquemor cuando años más tarde intentaba decir que no había sido culpa suya, había sido la propia víctima quien se hundió en el abismo blanco de la droga que busca el nirvana. Neil lo despidió cuando vio que no podía sostener la guitarra en un ensayo, lo envió a Los Ángeles, le pagó una rehabilitación que nunca llegó. Ni un solo momento debió sentirse culpable, pero los buenos tipos como él no suelen justificarse por lo que ocurre delante de sus ojos.


(21 de Noviembre de 2014)

2 comentarios:

  1. Desde luego que el sentimiento de culpa y la generación perdida por la heroína van de la mano. Siempre queda esa duda ¿Y si?. Como bien rematas, este tipo de artistas también se preguntaron si hubieran podido hacer algo más por ellos.En esos tiempos y en la mayoría de los casos pienso que no. Pero siempre está la duda porque los recuerdas jóvenes y vivos, y a veces te viene al recuerdo alguna conversación o alguna frase lapidaria que te intento marcar pero no lo hizo lo suficiente.

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  2. Pienso que esa generación me tocó de lleno, que has interpretado bien que muchos se perdieran el camino y que sus amigos o conocidos no pudiéramos hacer nada para evitar sus caídas. Neil Young asistió impotente a esa debacle, se exigió un duro examen de conciencia reflejándolo en una de sus mejores canciones. Hizo lo que estaba en su mano pero la heroína exige demasiado.


    En nuestro ámbito cultural más cercano nos encontramos con Enrique Urquijo y Antonio Flores, me consta que tuvieron ayuda de sus familiares y amigos que pudieron retrasar el final pero no evitarlo. Esa droga asoló el mundo de los artistas, a los músicos especialmente.

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Debo tener en cuenta lo que me dijiste algún día y no escuchar tu silencio de ahora.