viernes, 17 de febrero de 2023

Verano del 77

 


 Entre los vendavales que sufren tu tristeza
apareces vestida
con un sueño de luz que se impone a la muerte,
eras la rosa errante que no sigue a los vientos,
eras como el silencio que triunfa en el olvido
con palabras escritas en una servilleta
guardada en el desván
de la fotografía que inunda tu sonrisa.

Eres como la huella profunda de la playa
que juega con los niños mezclados con las olas,
como la noche intensa de las sillas con nombre,
murmullos y misterios,
como todos los surcos que llenan el vacío,
eres como el verano que llegó una mañana
apenas florecido y siempre reverdece
cuando pienso que tú no has perdido los lazos,
sufriste mi dolor, me amaste en la derrota.

 

 


    Supongo que uno tiene, antes de escribir un poema sencillo, que complicarse mucho la vida, es una forma de proceder para que algo claro surja en medio del caos. Es posible que haya dejado de preocuparme si se leen o no mis poemas, es algo accidental; la gente no lee poesía, aunque sea gratis. Creo que la salud de esta enferma crónica se ha agravado, que el hierro de sus venas está cada vez más oxidado. La sociedad comete el error de pensar que puede seguir adelante sin la poesía.

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Debo tener en cuenta lo que me dijiste algún día y no escuchar tu silencio de ahora.