domingo, 19 de febrero de 2023

Nocturno del puerto

El azul se oscurece y una niña

abre su corazón y su cansancio

al ver que pasa el mundo ante sus ojos

y se le escapa presto entre las manos.

 


El azul se oscurece y en este puerto

la soledad camina hacia mis brazos.

y no puedo mirarme en el mar que me mira

y ya no me conoce.


En este punto errático, sin escala, ni pulso

la niebla se acantona en sus labios gastados,
en las garras que tensan un corazón herido.

En mi petate, en mi rostro de sombras
tiemblan mis manos,
una fotografía y un beso sin aliento;
te has convertido en otra que ya no te conoce.

No soy quien atraviesa los vientos de tu espera
y loco desabrocha
la blusa de tu olvido
en el rincón en donde las flores me maldicen.

Soy yo quien no conversa, no miente, no sonríe,

soy yo quien se enamora,

quien la máscara muestra del payaso profundo,

quien araña en el vientre de la noche del puerto

el ruido de los coches que tienen otra historia,

las miradas perdidas.

***   ***   ***

 

El azul se oscurece y una niña
abre su corazón y su cansancio
al ver que pasa el mundo ante sus ojos
y se le escapa presto entre las manos. 
 

 
 
El azul se oscurece y en este puerto
la soledad camina hacia mis brazos.
y no puedo mirarme en el mar que me mira
y no me encuentra.

En este punto errático, sin escala, ni pulso
la niebla se acantona en sus labios gastados,
en las garras que tensan un corazón herido.

En mi petate, en mi rostro de sombras
tiemblan mis manos,
una fotografía y un beso sin aliento;
te has convertido en otra que ya no te conoce.

No soy quien atraviesa los vientos de tu espera
y loco desabrocha
la blusa de tu olvido
en el rincón en donde las flores me maldicen.

Soy yo quien no conversa, no miente, no sonríe,
soy yo quien se enamora
de la presencia
de tu risa en un diario que no encuentra sus hojas,
quien la máscara muestra del payaso profundo,
quien araña en el vientre de la noche del puerto
el ruido de los coches que tienen otra historia,
las farolas sin luz, las miradas perdidas.

Yo miraba al vacío, me comías con los ojos
con el sentido trágico
de una carta sin firma
que nunca se escribió,
no supe transmitir la extensión de mi herida,
la incomprensión del mundo ante el amor que muere,
la hiel del desencanto.
 

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Debo tener en cuenta lo que me dijiste algún día y no escuchar tu silencio de ahora.