Pero yo he de buscar por los rincones
tu alma tibia sin ti que no te entiende,
con el dolor de Apolo detenido
con que he roto la máscara que llevas.
(Lorca -Tu infancia en Menton)
tu alma tibia sin ti que no te entiende,
con el dolor de Apolo detenido
con que he roto la máscara que llevas.
(Lorca -Tu infancia en Menton)
Escrito sobre Poeta en Nueva York
Quiero llorar porque me da la gana
como lloran los niños del último banco,
porque yo no soy un hombre, ni un poeta, ni una hoja,
pero sí un pulso herido que sonda las cosas del otro lado.
(Lorca - Poema doble del lago Eden)
Ya no quiero estanques, alaridos ni sueño.
No quiero despertar la despedida de las horas
y los besos de arcilla que cayeron,
ni voz que se derrame en el cielo de tu boca,
en la estampida quieta
que rompe los semáforos sin luces de tu derrota.
Quiero mi libertad,
que transita por las venas,
el amor de los deseos que se equivoca,
que sin ti no se entiende
en los Campos de fresas, en la Antorcha,
en los jardines de la Argentina,
quiero la sed de las carencias atravesadas
en el Hadú que nunca duerme y llora
en el rincón oscuro de la brisa
que ya no quiere a nadie y anuncia otra victoria
amarga en los pliegues del tren de la esperanza
que nunca llega a tus costas.
¡Mi amor, mi sangre, mi muñeca que solloza,
mi efímero Paraíso de bohemia,
de lujurias, de polvo reventado,
de ansias locas
y embajadas de papel en tu promesa rota!
Mi canto entre las rejas
de mis zapatos blancos y las olas,
la estela del óbito de tu sonrisa
en una estrella inerte y redentora
que hierve en las alturas,
en la multitud que lleva en las entrañas
la incomunicación febril de las farolas,
los arrabales
perdidos entre los puentes de piedra
que atraviesan la memoria
que grita enamorada sobre el mar
de los excesos, de las sábanas negras
y la muerte anunciada por las rocas.
como lloran los niños del último banco,
porque yo no soy un hombre, ni un poeta, ni una hoja,
pero sí un pulso herido que sonda las cosas del otro lado.
(Lorca - Poema doble del lago Eden)
Ya no quiero estanques, alaridos ni sueño.
No quiero despertar la despedida de las horas
y los besos de arcilla que cayeron,
ni voz que se derrame en el cielo de tu boca,
en la estampida quieta
que rompe los semáforos sin luces de tu derrota.
Quiero mi libertad,
que transita por las venas,
el amor de los deseos que se equivoca,
que sin ti no se entiende
en los Campos de fresas, en la Antorcha,
en los jardines de la Argentina,
quiero la sed de las carencias atravesadas
en el Hadú que nunca duerme y llora
en el rincón oscuro de la brisa
que ya no quiere a nadie y anuncia otra victoria
amarga en los pliegues del tren de la esperanza
que nunca llega a tus costas.
¡Mi amor, mi sangre, mi muñeca que solloza,
mi efímero Paraíso de bohemia,
de lujurias, de polvo reventado,
de ansias locas
y embajadas de papel en tu promesa rota!
Mi canto entre las rejas
de mis zapatos blancos y las olas,
la estela del óbito de tu sonrisa
en una estrella inerte y redentora
que hierve en las alturas,
en la multitud que lleva en las entrañas
la incomunicación febril de las farolas,
los arrabales
perdidos entre los puentes de piedra
que atraviesan la memoria
que grita enamorada sobre el mar
de los excesos, de las sábanas negras
y la muerte anunciada por las rocas.
Te agradezco el comentario, Antonio, aunque tenga claro que la distancia
que me aleja de Lorca, Pavese y Pasolini, es más grande aún de la que me separa del hombre
común. Hoy filosofan en las Redes Sociales personas carentes de una
mínima formación. No tiene porque ser algo negativo que demuestren que
piensan algunas veces, pero les suben el ego con los halagos y acaban
pensando que cuando escriben hacen literatura.
Sabiendo lo que sé creo que con quien mejor me hubiera llevado de los tres sería Pavese, podría haber sido, de alguna manera, un bálsamo para su tristeza, lo habría llevado al fútbol para ver al Torino, demostrarle que en la vida hay otras pasiones, otras satisfacciones, otras derrotas.
Sabiendo lo que sé creo que con quien mejor me hubiera llevado de los tres sería Pavese, podría haber sido, de alguna manera, un bálsamo para su tristeza, lo habría llevado al fútbol para ver al Torino, demostrarle que en la vida hay otras pasiones, otras satisfacciones, otras derrotas.
20 de octubre de 2022
Por el East River y el Queensborough
los muchachos luchaban con la industria,
y los judíos vendían al fauno del río
la rosa de la circuncisión
y el cielo desembocaba por los puentes y los tejados
manadas de bisontes empujadas por el viento.
(Lorca - Oda a Walt Whitman)
los muchachos luchaban con la industria,
y los judíos vendían al fauno del río
la rosa de la circuncisión
y el cielo desembocaba por los puentes y los tejados
manadas de bisontes empujadas por el viento.
(Lorca - Oda a Walt Whitman)
Pienso, Francisco, que en Poeta en Nueva York Lorca se puso el gorro de cascabeles y la túnica del Profeta. Creo que es un poemario que hoy se entiende mejor que cuando se publicó en 1940 (ellos vivían en un infierno). La razón es simple; lo que dice Federico puede ser cotejado, sin un gran esfuerzo, observando el caos de nuestra normalidad.
1 de febrero de 2023
Norma de amor te di, hombre de Apolo,
llanto con ruiseñor enajenado,
pero, pasto de ruina, te afilabas
para los breves sueños indecisos.
(Lorca - Tu infancia en Menton)
llanto con ruiseñor enajenado,
pero, pasto de ruina, te afilabas
para los breves sueños indecisos.
(Lorca - Tu infancia en Menton)
Aplaudo como se merece tu comentario, Javier, es digno de Groucho Marx.
Lo cierto es que es un poema irreflexivo, cercano al surrealismo, lo
importante era dejarse llevar. Solo tuve que cambiar tres o cuatro
palabras y, siguiendo mi costumbre, no fui capaz de eliminar nada; hay
versos que desentonan, pero me duele cambiarlos o eliminarlos. No te lo
digo como queja, sino como verdad objetiva; solo aquí se leen mis
poemas, por eso intento hacerlo lo mejor posible.
2 de febrero de 2023
Creo que, en mayor o menor medida, nos sentimos solos con nuestra
poesía, Carmen. Nos acusan los ojos asertivos que se imponen en el foro
de la modernidad de ser unos jodidos sentimentales que solo provocan
sonrisas irónicas. Eso es lo que nos traen los duros tiempos que
atraviesa la poesía, la gente la medio lee, en el mejor de los casos,
sin distinguir lo fatal de la lista de una compra. Suele ocurrir también
que grandes poemas naveguen hacia la nave del olvido, que existan solos
en la fugacidad de un momento. Debemos aprender a no tener miedo de
perder lo que ya no nos pertenece. Ya sabemos que la poesía no tiene
precio, nuestro único destino respecto a ella es seguir, aunque no
tengamos claro el por qué y, en los momentos de lucidez, debemos
reafirmarnos en el sentimiento de que la poesía tiene mucho valor; el
amor de una vida, la tierra de nuestros mayores, los dioses que nunca
existieron, los héroes que se mantienen en pie después de una derrota...
2 de febrero de 2023
A falta de religión, mi abuelo y mis dos tíos maternos, me educaron en
el deporte y no puedo pensar en la competición como algo negativo en sí
misma. Creo que esa competición que tú detestas es la que está llena de
trampas, la que hace que nos avergoncemos los amantes del deporte;
pensamos en el brazo poderoso, la mano de Dios o en la forma indigna de
celebrar una victoria, y que llevada al terreno de la vida rutinaria nos
horroriza más todavía; triunfar a cualquier precio sin tener en cuenta los daños colaterales, jugar con las cartas marcadas,
tomar distancia con respecto a aquellos que llevan el estigma de su
fragilidad en el rostro, para poder fundirlos en una cuesta. Un gran poema que hace pensar.
2 de febrero de 2023
A veces uno se siente solo con lo que ha escrito y piensa que merece
caer en el olvido, que es justo que no pueda exportar sus sentimientos
a un sentir general que se niega a comprender. Uno piensa que no ha sabido vivir su ciudad, ni a sus
gentes, que ha perdido su lenguaje por una represión silenciosa y obstinada, que ha
fracasado en un esfuerzo diseminado por recuperarlo; no volveré a hablar
jamás el andaluz costero occidental que hablé cuando era niño.
Conocí una Antígona que durante un mes y medio ensayó su papel, con lágrimas y gritos que me parecían excesivos; al contemplar la tragedia uno se sorprende en la mudez ante las dimensiones sórdidas e hirientes de lo que ven sus ojos. No llegó a representar su papel, una fiesta regada en el alcohol en la capilla, al finalizar el que sería el último ensayo, hizo que los responsables del Instituto, que entonces no se llamaba Siete Colinas, nos negaran el préstamo de su pequeño auditorio.
Conocí una Antígona que durante un mes y medio ensayó su papel, con lágrimas y gritos que me parecían excesivos; al contemplar la tragedia uno se sorprende en la mudez ante las dimensiones sórdidas e hirientes de lo que ven sus ojos. No llegó a representar su papel, una fiesta regada en el alcohol en la capilla, al finalizar el que sería el último ensayo, hizo que los responsables del Instituto, que entonces no se llamaba Siete Colinas, nos negaran el préstamo de su pequeño auditorio.
Ella no
podía imaginar que la vida le arrancaría al ser más querido de una
forma brutal e inesperada. La vida y las ideas no permitieron que
siguiéramos siendo amigos. Pero tres años después me sigue estremeciendo
pensar en ella; sé qué nunca superará la muerte de su hijo, y que no
hay gritos, ni llanto ante la prepotencia innegociable del destino, solo muere en
silencio y nos muestra su tragedia en la profundidad sin luz de su
mirada.
7 de noviembre de 2022
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Debo tener en cuenta lo que me dijiste algún día y no escuchar tu silencio de ahora.