viernes, 3 de febrero de 2023

The Beatles - Buscando el Álbum Blanco

 

    Escribir sobre John Lennon, ahora que estamos tan lejos, fue como si me dijera; voy a ponerme en el lugar del otro o algo así, y me asaltaran sus dudas, sus cambios de humor entre las depresiones y las euforias, sus debilidades, y se me descubrieran algunos huecos que nunca podría llenar por más que el tiempo pasara y le acompañara el éxito.

     


      Podemos, con cierta facilidad, reconocer a un genio, pero cuando rastreamos en su vida, poniendo énfasis en sus primeros juegos, es casi imposible que podamos llegar a comprender los resultados que llegan a obtenerse de tantas frustraciones; su padre se ha ido a navegar, su madre está centrada en encontrar un nuevo novio, su tía no quiere darle cariño, la bondad del tío George está sometida a la disciplina que le imponen y no acaba de exteriorizarse...

    La vida, a veces, no nos permite ser mejor de lo que somos, la redención para algunas personas puede llegar a través de una relación confesional con el arte, en la inefabilidad de este surge con sinceridad quien hubiéramos querido ser. Cuando hablo de Lennon tengo que ir separando a la persona que todos hubiéramos querido conocer de aquella a la que no hubiéramos querido encontrarnos en el camino. Fue generoso hasta el punto de desdeñar su esfuerzo en algunas canciones que otros hubieran deseado firmar. Hay en todo esto tanto fariseo que se ahoga en las alturas de su humildad.


    Una de las mejores canciones de los Beatles, el grito de un muchacho inseguro, inmaduro y sincero que se encierra en el recuerdo de una ciudad, en el rumor de un río y de los problemas laborales, porque tiene miedo mientras todo el mundo le aplaude. Creo que a partir de estas premisas y una reconciliación con el recuerdo nacería la que más me llega entre todas sus canciones. La huella de los lugares, los amigos y la primera chica me dicen que también yo nací en una ciudad portuaria.
 
 
    El Álbum blanco es un poema largo mal escrito, Juan Carlos, tiene digresiones que no se sostienen, sinalefas forzadas, licencias improcedentes, una pelea permanente entre cada canción y la siguiente...pero es una joya, George Harrison se unió a esa explosión creativa y trataba desde el mismo escalón a sus dos amigos (George nunca tuvo problemas en ese aspecto, se dice que era la mejor persona entre ellos). Pero es una leyenda, un álbum mítico aunque, sorprendentemente, sus canciones no han alcanzado el nivel de popularidad de canciones de los propios Beatles que merecerían el cartel de olvidables. Pero este disco deslavazado y desconcertante tiene alma, refleja fielmente el momento que atravesaba cada miembro del grupo, marca la cumbre de su experimentación. Como te digo, un poema mal escrito puede ser imprescindible, con muchos poemas bien escritos cometeríamos un pecado venial si le metiéramos fuego. 
 
 

    Mcartney era el más maduro de los Beatles, se dice que esta canción es un recuerdo activo y perdurable un mensaje a todos aquellos negros antes de romper las cadenas de la esclavitud.
 

 
    Ringo dio una espantá durante la grabación del Álbum blanco, no pudo soportar la tensión que se mascaba entre John y Paul. Fueron unos pocos días, cuando regresó, lo hizo por George, fue recibido con flores. Durante su ausencia fue sustituido a la batería por McCartney, de ahí venía la leyenda urbana de que Ringo no era el mejor baterista de los Beatles. Aunque solo fuera por la cohesión y el carácter que le dio al Revólver debemos considerarlo uno de los mejores de la Historia.
 
 
    La mejor aportación de Ringo tuvo que esperar al último disco, el fantástico Abbey Road. El jardín del pulpo es jocosa, agradable e irónica, los fans habríamos pensado que la había escrito Paul. El submarino amarillo y Obladí Obladá parecían decírnoslo a gritos.
 
 8 de diciembre de 2018

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Debo tener en cuenta lo que me dijiste algún día y no escuchar tu silencio de ahora.