Es
tarde, la esperanza se pierde entre los brotes
de
inquietos pensamientos a orillas del arroyo,
y
tú no hablas, no miras, no guardas en el pecho
aquella
claridad que tuvo tu cabello para que lo buscara
aquel
desvelo que flotaba en tus manos
aquel
camino que ahuyentaba los monstruos del silencio
y
mis ojos no pueden admirar la belleza
que
coquetea y reclama entre las ramas caídas
al
muchacho perdido que sonríe
cuando
se acuesta en tu recuerdo.
Hola, Enrique. Acabo de leer unos cuantos poemas tuyos, todos inmensamente bellos. Su belleza me abruma y me encuentro torpe para expresar lo que siento.
ResponderEliminarAdmiro tus poemas, siento tus nostalgias.
Un abrazo.
Agradezco que valores este poema, Fanny, no he querido incluirlo con otros poemas que escribí al mismo tiempo porque no acababa de verlo. Veo muy posible que tu opinión hubiera hecho que lo reconsiderara. Ya he entregado a la imprenta el poemario, supongo que estará listo en unos 24 días, así que ya no puedo rectificarlo.
ResponderEliminarUn abrazo.