Vienes
de aquella casa que quedó en la colina,
escuchas el
lamento del pájaro enjaulado
mientras gimen
las nubes y tiembla la esperanza
vienes de
aquel deseo que nunca abandonaste.
Aunque tú no
lo sepas me hablas del silencio
que bulle en
ese espacio que ya no tiene muros,
edificas el
sueño de la canción lejana
para que yo te
toque sin música en el viento.
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Debo tener en cuenta lo que me dijiste algún día y no escuchar tu silencio de ahora.