Lugar de marcha en Ceuta, por el que solía
pasear mi desesperación durante un tiempo y donde está enclavado el Parque
Marítimo del Estrecho diseñado por César Manrique. Curiosamente el primer poema
es el recuerdo de una noche en Algeciras porque mi comportamiento, malo en este
caso, llegó a su culmen como si me hallara en mis territorios habituales y
porque si ha habido algún diluvio universal tuvo que ser aquél que junto a mi
cuñado Miguel lo sufrí en su mayor parte a la intemperie, miserias brillantes y fulgor marchito con el halo maldito de la bohemia…
1
Aguacero en Isla Verde
Aquí estoy con el cuchillo en
la boca
que recogí del suelo
de una tarde lejana de lluvia sin alma.
Con el mar que me empapa
hasta el sentido,
en este muelle
lleno de botellas sin
mensaje,
con algunas arrugas que
aparecen
para explicar que pasó con
el muchacho de antaño,
con el misterio que hizo que
escribiera cada verso
como si fuera el último
cuando evocaba tu mirada.
Iluminaciones; un joven sin
suerte
que se vestía de profeta
y vive siempre en el
desierto de tu risa.
Aquí estoy, sin saber acabar
una aventura,
con los trenes descarrilados
que seguirán doliendo
en estaciones aisladas,
en palabras de amor que no
pueden llegar
porque no tienen destino.
Pregúntame, ¡Oh, tú! que aún
sabes lo que duele
y donde está la herida, por
aquel amante desolado
que aún estará entre la
lluvia
plasmando su desesperación
en duros adoquines,
mientras Dante escribe su
viaje al Infierno,
que era una isla verde,
oscura, encharcada
que me traía la imagen de
tus ojos cuando lloran.
2
He aprendido a exhumar
versos de mis cenizas,
a morir sin ira, ni esperanza.
Y ahora, solo, triste, sin
amor
voy del puerto hacia la
niebla,
mi barca no es mi barca,
tu frialdad es el emblema
de la espalda que me has
vuelto.
Y cada día
tengo que inventarme un nombre
para llamarme a mí mismo,
para empujarme a hollar
esta ciudad que hiere mi
arrogancia,
que me muestra tu imagen
en cada esquina que doblo,
Y me recuerda mis tormentas.
Soy ese desconocido que a
veces te habla
y siempre navega en lo
sórdido de tu dolor.
3
Corazón mío, esta noche
quisiera pensar
en los viejos barcos
anclados en el puerto,
en la estrella de antaño que
permanece azul,
en la soledad que corre por
mis venas,
en aquellos errores,
¡Qué desastre, dios mío, qué
caída en silencio¡
Y tú siempre esperabas
la magia de su rostro,
el ritmo de su paso.
Tú esperabas siempre
la llegada de aquella que
nunca apareció,
soñabas mientras soñabas.
No fui muy despierto y pagué
por cada rosa
desvelada o exiliada, y
pagué cada sueño.
Yo no era su amante sino su
payaso,
parecía decirme todo.
Ahora tengo que mirar en
otro espejo
para no manchar la huella de
mi esperanza,
para no quebrar la corona
que entonces adornara mi frente.
4
Quizás vuelva
algún día a pasear
mi desesperación
por este puerto,
y derrame el
licor en vestidos de fiestas,
y busque un qué
sé yo entre sombras que hablen,
y recuerde el
amor que alguna vez me diste.
Entonces seré
alguien para siempre perdido
y tendré tantos
años que no podré ocultarlos,
tanto golpe de
mar en los labios que callen.
5
Desencanto nocturno
Ahora con estos años
y con este silencio y con este
pesar,
no sé como volverme,
como entregar las flores
que cuidó mi arrogancia,
en este puerto ingrato,
lleno de indiferencia,
su cobardía ha hecho que dos buenas personas
no se
quieran hablar,
que pasen y no se miren.
No se escucha el flamenco profundo del quejío
en la noche desierta sin Billie Holiday,
te esperaré en el alba, reina de la tristeza,
en el muro que para el mar, las emociones.
Cuando caigan los cuervos y alienten los suspiros,
te esperaré sabiendo que no regresarás;
como un amor sin pulso vives en el silencio
de lo que no dijiste y, acaso, no recuerdas.
(7/4/2011)
6
Encuentro Casual
Me llaman calle,
me subo a tu coche,
me llaman calle de malegría.
calle dolida,
calle cansada de tanto amar.
(Manu Chao)
me subo a tu coche,
me llaman calle de malegría.
calle dolida,
calle cansada de tanto amar.
(Manu Chao)
La vigilia se asomaba al
callejón de los huecos
y tú te asomabas al mundo de
los tristes
con tu rebeca abierta al
frío de febrero,
¿Por qué tanto castigo,
tanta inseguridad?
Tus amigos no estaban,
o no tenías amigos.
Tus amantes querían el calor
de otro sueño,
suena otro acordeón, sigue
la misma lluvia.
Y tú, ¿Qué será de tu bolso,
de tu falda,
de tu rimmel corrido,
de tu melancolía,
de tu acento de trapo
destrozando mi lengua,
de lo que llaman vida y
escapa en un suspiro?
Quieres sentir tu noche, no
saber que te llamas
Erica, Paula, nadie,
que duermes cuando rugen los
soles en las frentes.
Vives para el recuerdo de lo
que deseabas,
aquí, en el país
de los grandes poetas,
nadie recita un verso
sabiendo quien dejaba
el alma en cada nota, y
quien por disfrazarse
retenía tu oído.
Era lo imprescindible aquello
que nos falta;
cantemos la belleza
de tus piernas mojadas por
la lluvia que llora
en un corral de sordos que
escuchan tus latidos,
navegan en tu pecho de un
blanco adolescente,
en un puerto sin clase, sin
gusto, sin criterio
que encalló en los
escombros.- cantemos al amor
que queda en tu mirada.
Y nunca me preguntes que
sentí aquella noche
cuando bajo la
lluvia
llorando me
alejaba.
4/3/2011
7
Resaca
I
Nubes y gaviotas gritan
bajo el oscuro sol de la
mañana.
Tengo que cambiar este
signo,
ahora que Dios mira para
otro lado,
pensar que no todo se ha
perdido
con el último discurso de
aspirante a profeta,
que en algún rincón hay una
sonrisa
para darme fuerzas,
para volver a algún sitio
después de la marejada.
II
En la lengua el sabor amargo
que persiste
y en la cabeza las voces que
no acaban,
los reflejos de los vasos
que se rompen,
el alcohol derramado por los
suelos.
Las farolas encendidas
aunque sin luz,
en la primera hora de
resaca,
en estas peñas que incitan
al suicida,
este mar que recoge los
cuerpos que soñaron.
En la falda del monte, el
cementerio
sigue abriendo agujeros
que serán ocupados por
esquelas,
por nombres y jarrones, por
pétalos marchitos.
Y los barcos cruzando el
Estrecho,
el alma encerrada en la
deriva
de una ciudad que muere en
el perfume
que ayer la embadurnaba,
que se abre a un rumbo
cierto
de plegaria en otra lengua,
ebria en su fracaso, confundida
por no haber compartido la
miel en el pasado,
por no querer escuchar la
voz de los que sufren
cuando sólo pedían caricias
con los ojos.
(15/7/2011)
8
Cuando,
embriagado por la noche, asistía al funeral
del pensamiento y dejaba que mi paso me llevara
al firmamento de los disco-pubs,
tú, ausente de esta lucha por enganchar la vida
rota de las tabernas, viste como amoldaba al ritmo
del alcohol
la frustración constante que guiaba mi paso,
la queja sin salida escrita en la pared
del callejón cerrado por tu muro y tus dudas.
9
Y tengo que cantar caricias
de un instante,
recuerdos que no existen,
sombras que me abandonan.
El vapor, a lo lejos, sueña
nuevas hazañas
que ahogan los anhelos
de Antiguas travesías de
puertos y guitarras.
!Oh, juventud esquiva que
fuiste y te marchaste
sin dejarme una seña de tu
nuevo destino¡
Aparecen borrachos rasgando
las esquinas,
donde arreglan fachadas, y
rompen los periódicos.
Se
apagaron las risas, farola engalanada
de soledad sin Dios cuando
llega la herida
de amor sin ti, amiga, de
amor que no comprende
este torpe escenario que
glosa soledades...
Ya sé que no me quieres. Lo
siento y me castiga.
Creo que habría un camino de
sal si lo aceptaras.
-1-
ResponderEliminarMe ha parecido sublime este "viaje" hasta el joven que un día fuiste.Es curioso como de vez en cuando nos adentramos en el pasado casi siempre a hurgar en heridas que nunca cicatrizaron y como nos compadecemos de nosotros mismos por todos los errores cometidos que entonces no supimos entender.Es un ejercicio cruel,pero fructífero.De ese volver al pasado surgen los versos más auténticos buscando sustituir el vacío inútil que nos dejaron esos días sin color.Para mí,que también lo hago a menudo,es un intento de restaurar las ruinas de una juventud insulsa y consumida en la búsqueda de no sé muy bien qué verdad.
Aquí lo dejo por ahora,pero volveré.Es todo un privilegio poder emplear parte de esta mañana de domingo en leer tu poesía,un privilegio y un placer siempre.
Abrazos.
Quizás el gran problema, Joaquín, era que me portaba con la inconsistencia de un joven y ya no lo era, queda la poesía para planear sobre los errores, para alentar el recuerdo del amor entre tantos despropósitos. A pesar de todo ello hay ideas que sigo manteniendo, opiniones que siguen teniendo vigencia y poemas que leo con agrado a pesar de su amargura. Como en todo viaje al fondo de la noche hay oscuridades y momentos de frustración, hay que luchar con ellas porque nos representan con cierta fidelidad en un momento determinado de la vida.
ResponderEliminarUn abrazo, Joaquín, te agradezco sobremanera que me hayas acompañado en este largo recorrido por aquello que espero haber sabido dejar atrás.