What have we found?
The same old fears
Wish you were here1
(Roger Waters – David Gilmour)
Adiós, esta música celta se ahoga
sin latido, sin gaita que despierte
en los recovecos que ha dejado tu figura,
tan olvidada de ti mismo que recurre
al ensayo de un adagio enrevesado
que se pierde en el aire, su vereda,
para no tocar las manos que lo arrancan.
No quisiste ver el mar antes de la alborada,
este mar que saluda desde ventanas grises sin pañuelos,
desde la melodía sin ritmo de las olas
que hacen que te recuerde la guitarra sin cuerdas
que tocaste cuando llevabas el pelo largo,
creías que te llamabas David Gilmour
y cantabas con voz de terciopelo emocionada
“Ojalá estuvieras aquí”.
Has de mantener alta la frente cuando cruces
el bulevar sin gloria que erosiona con sus garras el olvido,
cuando apures el vaso que te lleve hacia las sombras,
cuando habites en el lugar tenebroso
donde Hades domina
al fondo de la escalera sin barandas
donde acaban el dolor y los recuerdos.
Adiós, tenaz compañero que apenas los nombrabas
cuando en tus entrañas se desangraba tu suerte
por haber errado el rumbo
en la ciudad de los milagros,
cuando Beethoven gemía sintiendo un claro de luna
y tus ojos se empañaban de la melancolía
que nunca encontró tus labios, ni acarició tus manos,
y todo se desterraba hacia dentro
cuando un fallo del sistema te absorbía la mañana.
Adiós, quizás las penumbras no sean tan oscuras,
quizás se calme el viento, triunfe la Primavera,
y un ruiseñor de luz se adueñe de tu noche
para seguir cantando donde reina el silencio.
Si la música suena en el país de los tristes
adonde fue expulsada para enjugar una lágrima,
donde otra muerte asombre con sus curvas de ninfa
y su túnica abra con un sarcasmo hiriente,
entonces, quizá entonces
reclames el aliento, las ganas, la sonrisa
que tomar no quisiste
cuando estabas a tiempo
de comprar un billete para el viaje a Viena
donde suena la flauta mágica y ensoñadora
de un Mozart prodigioso que en su delirio te saluda
en los recovecos que ha dejado tu figura,
tan olvidada de ti mismo que recurre
al ensayo de un adagio enrevesado
que se pierde en el aire, su vereda,
para no tocar las manos que lo arrancan.
No quisiste ver el mar antes de la alborada,
este mar que saluda desde ventanas grises sin pañuelos,
desde la melodía sin ritmo de las olas
que hacen que te recuerde la guitarra sin cuerdas
que tocaste cuando llevabas el pelo largo,
creías que te llamabas David Gilmour
y cantabas con voz de terciopelo emocionada
“Ojalá estuvieras aquí”.
Has de mantener alta la frente cuando cruces
el bulevar sin gloria que erosiona con sus garras el olvido,
cuando apures el vaso que te lleve hacia las sombras,
cuando habites en el lugar tenebroso
donde Hades domina
al fondo de la escalera sin barandas
donde acaban el dolor y los recuerdos.
Adiós, tenaz compañero que apenas los nombrabas
cuando en tus entrañas se desangraba tu suerte
por haber errado el rumbo
en la ciudad de los milagros,
cuando Beethoven gemía sintiendo un claro de luna
y tus ojos se empañaban de la melancolía
que nunca encontró tus labios, ni acarició tus manos,
y todo se desterraba hacia dentro
cuando un fallo del sistema te absorbía la mañana.
Adiós, quizás las penumbras no sean tan oscuras,
quizás se calme el viento, triunfe la Primavera,
y un ruiseñor de luz se adueñe de tu noche
para seguir cantando donde reina el silencio.
Si la música suena en el país de los tristes
adonde fue expulsada para enjugar una lágrima,
donde otra muerte asombre con sus curvas de ninfa
y su túnica abra con un sarcasmo hiriente,
entonces, quizá entonces
reclames el aliento, las ganas, la sonrisa
que tomar no quisiste
cuando estabas a tiempo
de comprar un billete para el viaje a Viena
donde suena la flauta mágica y ensoñadora
de un Mozart prodigioso que en su delirio te saluda
1 ¿Qué hemos encontrado? / Los mismos miedos de siempre, / ojalá estuvieras aquí.
Publicado el 15 de Diciembre de 2012.
Me ha gustado mucho este poema tan intenso, tanto por el sentimiento tan hondo que encierra,como por la forma en la que está escrito. Se palpa la emoción que te produce pensar en él y de tus versos emana un "ojalá estuvieras aquí".
ResponderEliminarYa ves, Beatriz, he puesto "Wish you were here" mientras te escribo y no solo por Roberto sino también por Syd Barrett que fue quien inspiró esta canción por su deriva mental y emocional. Leía durante aquellos días, en el prólogo que Antonio Tabucchi escribió para "Fragmentos" de Marilyn Monroe, acerca del problema que arrastran las personas sensibles e inteligentes para situarse en un mundo que no es el suyo. Creo que en esto último situaría el paso de una noticia que me afecta más conforme avanza el tiempo. Pretendí que todo lo que se decía en el poema fuera cierto. Al final, nos queda la música.
EliminarUn abrazo.
Una elegía muy emotiva rebosante del dolor que te produce la muerte de tu amigo. Tus versos transmiten tu inmensa tristeza y añoranza por esa pérdida, pero también son muy esperanzadores, por ese tu deseo de que un ruiseñor de luz se adueñe de su noche. Yo también se lo deseo.
ResponderEliminarCon toda mi admiración y mi respeto.
María Caparrós.
Me llama la atención, María, que hayas definido el poema como "Elegía" y efectivamente lo es, la razón es que lo publiqué hace unas tres semanas en un Foro, en el que hay una calidad inusual para este tipo de asociaciones, y mi sorpresa fue que, en las pocas y muy buenas críticas que tuvo, (pasó casi desapercibido)nadie mencionó esa palabra. En algunos casos no me queda la menor duda de que sabían que lo es y no era necesario mencionar lo obvio, pero en otros no estoy tan seguro, eso me hizo leer varias veces el poema para ver hasta que punto podía no explicar con claridad el asunto. Me alegro de que lo hayas visto tan claro.
EliminarGracias, María, un abrazo.
Excelente elegía amigo, llena de sentimiento, belleza y elegancia.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Gracias, Juan, siempre llena de satisfacción que alguien a quien no conoces se acerque a tus poemas y deje constancia de ello. Es un poema para el que se me hace difícil encontrar las palabras para mostrar el agradecimiento que, sin duda, merecéis. En este caso, me hubiera perdonado a mí mismo que no saliera bien; sé que habrá quien lo vea así, pero nunca que no hubiera puesto todo de mi parte para que así fuera.
ResponderEliminarUn abrazo.