Amor, cuántos
caminos hasta llegar a un beso,
qué soledad
errante hasta tu compañía.
(Pablo Neruda –
Cien sonetos de amor)
Al árbol que florece en estos días
quisiera parecerme
y mostrar los primeros signos del verdor
que se aproxima,
la alegría
irreprimible de la vida en sus primeros pasos,
la fuerza
misteriosa que tuve para seguir creyendo
cuando no tenía
nada excepto juventud.
Mas no puedo reprimir estos pensamientos
que se tiñen
de una vaga
melancolía que no se muestra
y que se adueña
de un poeta sin
voz cansado y roto
que se empeña en
seguir buscando la pasión
en la ciudad más
fría que el sol alumbra.
En un corazón que aún reclama las horas
ardientes,
sudorosas en el sopor de julio,
cuando no supo
recorrer el camino
que llevaba a un beso
y se quedó
llorando del mar las lejanías.
Siempre se reclamará ese beso, ese amor, por muy cansado y roto que esté el poeta.
ResponderEliminarEnrique, mi felicitación. Me ocurre que después de leerte, me quedo suspendida del poema saboreando un no sé qué que se desprende de tus versos.
Un abrazo.
Debo publicar, Fanny, ya he encargado y pagado una parte de los libros, este poema tenía todos los números para quedarse fuera pero al final lo he incluído, no ha sido su calidad sino su significado lo que me ha llevado a ello. Me gusta tu respuesta, lo que me dices. Te lo agradezco.
EliminarUn abrazo.
Pues sí Enrique, quien pudiera parecerse al árbol que florece todos los años, y seguir manteniendo esa juventud que al pasar del tiempo, se añora, pero lo que no puedes añorar es el poeta que eres y seguramente fuiste ya desde la más tierna juventud.
ResponderEliminarPrecioso amigo, con esa languidez tan bonita expresada y que llega al lector meciéndole en la nostalgia.
Me ha encantado.
Un abrazo.
Lo que más me gusta de ti, Elda, es que siempre tienes palabras agradables para todos mis poemas y aquí vuelves a demostrármelo. Éste no se encuentra entre los que más aprecio, palabras como las tuyas hacen que lo vea un poquito mejor.
EliminarUn abrazo.