No
deseé tu voz
ni
tu misterio,
no
arranqué la sonrisa
triste
que me ofreciste.
Ya
no puedo dejar
la
sombra en el camino,
me
arrastra tu silencio
como
si fuera muerte,
como
si fuera voz
en
el aire exiliado,
de
soledad perdida,
huérfana
de esperanza.
Solos
tú y yo, soñando,
sin
luz, ni madrugada,
en
la noche que siente
el
paso del Cometa.
Solos
tú y yo, cantando,
solos
y desmembrados
en
la noche de amor
como
un cuerpo insensato.
En definitiva, siempre estamos solos soñando con el otro para que nos haga compañía.
ResponderEliminarTus añoranzas, tus versos tristes, son muy bellos.
Vuelvo a ponerme en la estela del Pessoa más lírico y menos enrevesado, no he vuelto siquiera a intentar escribir como entonces, hablamos de unos 17 años. No me siento especialmente satisfecho de estos poemas y he tardado mucho en decidirme a publicarlos. Me has dado una satisfacción muy grande con tu comentario, Fanny.
ResponderEliminarUn abrazo.