Si
tus ojos se fueron
nunca
supe vivirlo
porque
sé que te amé
en
mayo o en septiembre.
El
espejo del mar
se
llenó de tu rostro
como
sombra que sigue
y
te recuerda siempre.
Abyla
en la mañana
permanece
serena
aunque
lleve en el aire
la
esencia de tu risa.
Tu
risa está en mi boca,
te
busca por los montes,
duerme
en aquella cama
que
nunca deshicimos.
Tus
ojos se han marchado
pero
queda tu risa,
en
jardines sin verja,
en
barco sin deriva.
Enrique, con este poema te leo tres veces, porque he estado en el Mono, que está abierto de momento y ya he visto las maravillosas obras que editaste allí.
ResponderEliminarEste, un poema precioso pero diferente a tu estilo, con medida y todo. Un recuerdo parece ser a alguien o a algo... No sabía que era Abyla, pero parece ser que es un monte ¿no?. Bueno de cualquier forma tus versos siempre son bellos.
Un abrazo Enrique.
Estoy empezando, Elda, a no frecuentar los foros, no hay enfado ni historias raras, es una cuestión de ritmo. No puedo negar que hace apenas tres años no hubiera creído que un poema mío podría ser leído por tantísimas personas, pero la Red da muchas opciones y algunas de ellas me ponen en contacto directo con autores que me interesan mucho. Siempre le tendré un cariño enorme a Monosílabo e intenté volver a reintegrarme con sinceridad, pero acabé sintiéndome como un extraño y no es culpa de nadie, pero no quedaba nada de la actividad frenética que conocí al principio.
ResponderEliminarNo se ponen de acuerdo respecto a lo que los fenicios llamaron Abyla, dicen que el Monte Hacho, la zona del Istmo o la Mujer Muerta (ya en territorio marroquí). Yo en todos los casos cuando la nombro me refiero a Ceuta.
Un abrazo. Elda, este poema solo lo he publicado en Monosílabo y tiene un montón de años.