el mar cubre mi rostro con su verde lejano
y pasea tu nombre de recuerdo violeta,
frágil como la flor despierta en la mañana.
Ha pasado el amor por árboles y puertas,
por este corazón que no supo tenerte,
y me alejo de aquello que apareció en mi vida
como una herida abierta sedienta de canciones.
El tono, el tono y esa cadencia cuidando la voz y las palabras, el final despojado y liberado. Me ha hecho recordar en ti el susurro de Leonard Cohen. Así lo he sentido yo.Gracias por estas cosas.
ResponderEliminarSé que no me lo merezco, estamos hablando de algo único y muy grande, Juan Carlos, pero no sabes lo que me satisface que me asocies con Leonard Cohen aunque yo no tenga una habitación en la Torre de la canción y él siga cantando en el ático que llevará siempre su nombre.
ResponderEliminarUn abrazo y, por supuesto, unas gracias especiales.