con un ritmo de muerte
marchaban nuestros sueños
pero tú arrancabas de tu
deseo el alma
y nunca te entregaste,
recogiste la voz de un profeta
latente
y luchabas abriendo tu
sonrisa a las sombras,
desnudabas al aire de su
perfil oscuro
lanzabas al olvido
hacia lugares tensos,
no le hacías pasar por tu
amor que penaba,
no le abrías la puerta
a ninguna palabra que tuviera su sello,
no dejaste morir, con
verdadero orgullo,
grandeza en las entrañas,
al payaso engreído de todas
las tabernas.
(17 de octubre de 2016)
El éxito del mito Antígona(decenas de obras inspiradas en su tragedia)radica en que fue,es y será por siempre un símbolo universal ya que en ella subyacen casi todas las posibles pasiones humanas.
ResponderEliminarTambién el amor tiene cabida en el mito y así lo has entendido tú en este breve pero intenso poema.
Este tiempo nuestro, Joaquín, no encumbra a las princesas que esperan un mundo feliz que no existe ni tampoco a las antígonas que buscan la verdad con el corazón y oponerse a las leyes que no son justas o a las normas no escritas que articulan nuestro comportamiento para conciliarlo con las expectativas que se tienen de nosotros.
EliminarHe querido hablar del amor sacrificado,del amor que se derrocha aun cuando no hay un mínimo merecimiento por parte de la persona amada, de una rebeldía militante contra el olvido, una de las condenas más crueles e implacables, aquí aparece el mito para oponerse a él y atravesar sus tormentas para seguir abrigando en su pecho la esperanza.
Gracias, Joaquín, un abrazo.