La Camarde qui ne m'a jamais pardonné
d’avoir semé des fleurs dans les trous de son nez
me poursuit d’un zèle imbécile[2] .
(Georges Brassens – Supplique pour être enterré à la plage de Sète)
d’avoir semé des fleurs dans les trous de son nez
me poursuit d’un zèle imbécile[2] .
(Georges Brassens – Supplique pour être enterré à la plage de Sète)
Pienso en
aquellos días, tan tristes como ahora,
con el aire empapado por la misma humedad,
las flores asustadas por el soplo inducido
de tu cabello al viento
con el aire empapado por la misma humedad,
las flores asustadas por el soplo inducido
de tu cabello al viento
embriagado
de mar,
de caricias que hieren y se van y no vuelven.
Pienso en el hombre libre de amor arrebatado
que dichoso jugaba
con la contradicción, la gente, los amigos,
el verso y la locura
sin pensar que vendrían otros días oscuros,
de gris profundo, y largos,
para saldar las cuentas con su lengua caliente,
sin pensar en la muerte que displicente espera.
Era una primavera hermosa, larga, cruel[3],
que despertó en febrero,
que se nubló en mi alma como una golondrina;
los vientos se marcharon persiguiendo tu paso,
se equivocó la rosa
turbando los recuerdos, las risas, los lugares,
inundando el verano de un sentimiento ambiguo
cuyo regusto siento recorriendo mis ojos
como fría corola que se arrastra y no llega
a la alcoba que tiembla vacía sin tu nombre.
Mi sombra frecuentaba los bares de la noche
donde sonaba el tango
que lloraba el recuerdo de Le Pera[4] y Gardel[5]
y un Grandinetti[6] enorme calándose el sombrero
en surcos pronunciados por cuestas de la infancia;
aquellos ojos míos no volverán jamás...
Porque llevo unos meses sin saber qué persigo,
dónde está mi deseo
ahora que no te siento en la cama deshecha,
en qué mar, qué palabra, qué rumbo he naufragado,
sólo puedo pensar, decir que estoy perdido
en la música triste, ebria que reivindica
tu aliento venerado que habita en otros muros,
música que se enreda en mis viejos archivos,
música que me arrastra a indagar en mis dudas,
ya me oriente al dolor de Cohen[7] en avalancha
o al desgarro infinito del Cigala[8] en los tientos;
me estremece Yasmin Levy[9] cuando se marcha.
No he sabido aspirar a un espacio concreto,
me duele la incursión que hago en la poesía,
de caricias que hieren y se van y no vuelven.
Pienso en el hombre libre de amor arrebatado
que dichoso jugaba
con la contradicción, la gente, los amigos,
el verso y la locura
sin pensar que vendrían otros días oscuros,
de gris profundo, y largos,
para saldar las cuentas con su lengua caliente,
sin pensar en la muerte que displicente espera.
Era una primavera hermosa, larga, cruel[3],
que despertó en febrero,
que se nubló en mi alma como una golondrina;
los vientos se marcharon persiguiendo tu paso,
se equivocó la rosa
turbando los recuerdos, las risas, los lugares,
inundando el verano de un sentimiento ambiguo
cuyo regusto siento recorriendo mis ojos
como fría corola que se arrastra y no llega
a la alcoba que tiembla vacía sin tu nombre.
Mi sombra frecuentaba los bares de la noche
donde sonaba el tango
que lloraba el recuerdo de Le Pera[4] y Gardel[5]
y un Grandinetti[6] enorme calándose el sombrero
en surcos pronunciados por cuestas de la infancia;
aquellos ojos míos no volverán jamás...
Porque llevo unos meses sin saber qué persigo,
dónde está mi deseo
ahora que no te siento en la cama deshecha,
en qué mar, qué palabra, qué rumbo he naufragado,
sólo puedo pensar, decir que estoy perdido
en la música triste, ebria que reivindica
tu aliento venerado que habita en otros muros,
música que se enreda en mis viejos archivos,
música que me arrastra a indagar en mis dudas,
ya me oriente al dolor de Cohen[7] en avalancha
o al desgarro infinito del Cigala[8] en los tientos;
me estremece Yasmin Levy[9] cuando se marcha.
No he sabido aspirar a un espacio concreto,
me duele la incursión que hago en la poesía,
tan sola y
olvidada en el fondo del arte,
tan triste y maltratada por el sesgo arbitrario
de sus cultivadores que asoman la cabeza,
que no miran atrás y creen que caminan
y no ven la grandeza del nocturno en los huecos,
tan tierna y elegante en algunos recuerdos
que van perdiendo altura cuando el miedo me lleva
tan triste y maltratada por el sesgo arbitrario
de sus cultivadores que asoman la cabeza,
que no miran atrás y creen que caminan
y no ven la grandeza del nocturno en los huecos,
tan tierna y elegante en algunos recuerdos
que van perdiendo altura cuando el miedo me lleva
al vértigo
infinito de no saber amarla;
esta niña inmortal
esta niña inmortal
que Horacio[10] despertara
del sueño de la infancia para tenerla siempre,
palidece en la acera como hoja caída,
sufre en la madrugada, perece en el ocaso,
como aquella sonrisa que esbozaste en Beliones[11]
que yo creí sincera
y siempre me persigue como un poema amargo
de Darío[12] que aguanta,
muralla inquebrantable de armonía y belleza,
la revisión que aplaude la subida a los cielos
de la absurda metáfora, de los canores huecos,
del sueño de la infancia para tenerla siempre,
palidece en la acera como hoja caída,
sufre en la madrugada, perece en el ocaso,
como aquella sonrisa que esbozaste en Beliones[11]
que yo creí sincera
y siempre me persigue como un poema amargo
de Darío[12] que aguanta,
muralla inquebrantable de armonía y belleza,
la revisión que aplaude la subida a los cielos
de la absurda metáfora, de los canores huecos,
de una patria esondida y olvidada.
(7/4/2011)
[2] La Parca, que nunca me
ha perdonado / que en el hueco de su nariz flores haya plantado,/ me persigue
con un empeño estúpido.).
[5] Carlos Gardel: Mítico
cantante argentino, probablemente el más grande que haya habido en nuestro
idioma.
[6] Darío Grandinetti:
Actor argentino que encarna a Gardel y a un oscuro cantante de tango
tradicional con un parecido asombroso con él en la magnífica
película de Jaime Chávarri “Sus ojos se cerraron”.
[7] Leonard Cohen::
Novelista, poeta y cantante canadiense. Sigue en activo con 80 años. Quedé
impresionado con su vitalidad y sus ganas de darle las gracias a España hace
apenas un año y medio en Madrid durante un concierto.
[8] Diego Jiménez “El Cigala”: Cantaor flamenco de prestigio, ha
logrado fusionar el flamenco con el son cubano. con singular acierto.
[9] Yasmin Levy::
Cantante israelí. Sus temas propios los canta en castellano moderno, pero
también canta canciones tradicionales sefarditas en ladino.
[10] Horacio;
no sería descabellado decir que el poeta romano Horacio es el primer poeta
moderno, sus tópicos siguen vigentes, sus odas inmortales
[11] Beliones:
Pueblo marroquí aislado de su país por las montañas, limita con la barriada
española de Benzú..
[12] Rubén Darío:
Poeta nicaragüense, uno de los más grandes en lengua castellana, irrumpe
con Azul y hace triunfar el Modernismo. Sus Cantos de vida y Esperanza nos lo
sitúan en una situación pesimista de quien augura un final próximo, su verso es
menos preciosista y sus preocupaciones más hondas.
No escribes viajes, sino viajes mágicos. La palabra Benzú me suena a lámpara maravillosa en manos de beliones (eso he aprendido, benzú y beliones), me has llevado a Camus en Argel mirando la costa, no sé por qué, Cohen me ha cantado "Caminito" con Brassens mientras Gardel arreglaba su pañuelo en la garganta para salir con Alfredo a buscar mujeres tan hermosas como enigmáticas. Y con el aire de todos los tiempos que visten tus poemas. Un verdadero placer que nos guardes un sitio en tu limusina.
ResponderEliminarBueno, Susi, este poema intenta hacer un recorrido sentimental de un tiempo, culminanado emotivamente en el verano.
ResponderEliminarMe gusta mucho que nombres a Camus a quien no le he dedicado un solo verso pero es sin embargo uno de los autores que más nombro y probablemente al que más admiro en cuanto coherencia humanística y comportamiento público. Desgraciadamente mi ciudad ha cambiado demográficamente hablando y sí, presenta una cierta similitud con la Argelia de Camus, sobre todo en su infancia, con una aportación europea importante aún,. Pieds-Noirs propiamente dicho para el genial novelista y pensador, serían los franceses privilegiados, había una clase baja a la que él pertenecía y a la que no se le buscó lugar de asentamiento (como a los Pieds-Noirs en Córcega, creando un nuevo problema) y que vivía cerca o con los "árabes" (es el término que utiliza en El Extranjero y en La Peste) .
He intentado enviarte un mensaje, hace un mes al menos y no acepta tu correo, te enviaba un trabajo sobre Pasolini, el mío es franleoni@yahoo.es. Este poema es uno de los que más le gusta a mi mujer, ella y algún compañero de foro me han animado a publicarlo, ahora lo veo con mejores ojos que cuando lo acabé de escribir. ¡Qué importante es tener una opinión que no sea la de uno mismo!
Gracias, Susi. Un abrazo.
... una maravilla, querido compañero; y nadie, nadie podrá decir que no conoces la poesía; felicitaciones y un abrazo fuerte; Orión
ResponderEliminarPoco te puedo contar, Antonio, de la poesía, ahora tenemos una generación que se distingue, con raras y espléndidas excepciones, por la falta de apetencia de la poesía. Aquí estamos intentando invertir esa situación y nos encontramos con un muro. Curiosamente proliferan grupos musicales que no dan importancia a lo que dicen, no ven en las letras algo fundamental, se hacen daño a sí mismos, y, aunque lo expliques, no lo entienden. Todo cuenta cuando queremos encarar la literatura; una carta de queja, un diario, una exposición de un pensamiento. Es difícil prender una mecha cuando se ha esperado demasiado y apenas queda fuego.
ResponderEliminarMe alegra mucho esta visita tuya, tú sí que tienes mucho que enseñarnos, tú sí has vivido en los lugares precisos y has tenido el reconocimiento público, no tanto, quizás como el que mereces, y sigues ahí, con humildad y sin hacer ostentaciones.
Un abrazo.
Un recorrido afectivo hecho poema - un maravilloso poema- que emociona.
ResponderEliminarMi felicitación, Enrique. ¿Tienes algún libro publicado? Me gustaría comprarlo.
Un abrazo.
¿Conoces a Antonio Justel? Yo, virtualmente ,por coincidir en foros de literatura.Su poesía también me gusta mucho.
Este poema sois los demás quienes me estáis convenciendo de sus bondades, Fanny. Quiero publicar mi primer libro, y por razones difícil de comprender se está convirtiendo en una odisea.
ResponderEliminarNo conozco personalmente a Antonio Justel, pero he leído algunos apuntes biográficos, poemas y comentarios y me ha encantado, su obra y su postura, sé que ni para bien ni para mal debemos juzgar con rotundidad a las personas que conocemos por Internet. Pienso que prefiero equivocarme por haberlo hecho bien. Orión, como a él le gusta llamarse en este medio, es de lo mejor que he conocido como poeta y como ser humano, es mucho más realista y moderado en el sentido que me gusta (Montaigne) que yo, bueno esto no es difícil.
Un abrazo.