Vientos de soledad en la mañana
y en los andenes espera
la sombra del amor que acaso fuiste,
se me escapó tu huella en el camino,
y no te reconozco, ni sé como hablarte.
En la vieja estación rota y vacía
que no tiene cuadrantes de destinos,
he pasado la tarde
con los bancos gastados y un reloj que no anda;
Aranjuez está lejos y los ecos torcidos,
los trigales se visten de verano,
y yo en este rincón que será derruido
y aplastará los nombres de amantes
que algún día tuvieron
la mirada de luz que yo he perdido.
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Debo tener en cuenta lo que me dijiste algún día y no escuchar tu silencio de ahora.