Aunque vive a unos cincuenta metros del Mare Nostrum,
Mathew suele llegarse allí cada mañana, como el búho y el gatito, al timón de
un hermoso bote verde que esconde luego debajo del pupitre.
Aunque no sepa el significado de la palabra esperanza,
persevera unos minutos para conseguir lo que quiere y llevar algún coche
escondido en la mochila. En esta fotografía se muestra contento con un avión de
papel plegado entre sus manos, piensa que con él podrá alcanzar a Buzz
Lightyear cuando se escape para perseguirlo hasta el infinito y el más allá.
Mathew aún no sabe que nació muy lejos, cruzando el
charquito a la derecha, ha aprendido a negarse con mucho esfuerzo, ha
interpretado con tan solo tres años que eso es lo que nos demuestra que somos
hombres. Mathew tiene mucho down, tiene mucho tempo, porque, aunque ni siquiera
lo imagina, nació en el mismo lugar que la woman.
Enternecedor el relato de Mathew. Que no olvidemos nunca nuestro niño.
ResponderEliminarMe ha encantado el último párrafo, me ha sacado una sonrisa.
Gracias, Juan Carlos, empecé a jugar con las palabras sin pretenderlo y puede que sin saberlo. Es arriesgado y supongo que habré estropeado algún texto por ese empeño de querer dotar a todo de significado. Pero tengo un espíritu amateur, qué remedio me queda, y lo importante no es solo ganar, también cuenta la forma de hacerlo y el recuerdo de hermosas derrotas.
ResponderEliminarCuando digo que me sacas una sonrisa no lo digo de forma literal, sino porque me ha parecido brillante tu forma de rematar esas frases.
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