Odi et amo. Quare id faciam, fortasse requiris.
Nescio, sed fieri sentio et excrucior[i].
(Catulo)
Es amargo, fatigoso y extraño
apartar de repente de tu alma un gran amor,
mirar hacia los huecos que se quejan,
abrir el corazón donde hubo besos
y respira la nada
y pensar que las lágrimas son agua
que no encuentran el mar
para tener cabida en unos ojos.
Amo y odio, me aparto, me aproximo,
quiero y temo a la muerte,
me ruborizo y caigo,
y no puedo mirar el barco que se aleja
sin gozo ni dolor.
No elegí este camino mas debo recorrerlo
como los peregrinos que no encuentran su guía,
su estrella ni su templo y siguen caminando
hacia ningún lugar,
como la errática ola que agoniza en tu
playa
en el levante leve de una nube argentina,
como la imagen tenue que refleja el sudario
de un amor que suspira por un nuevo naufragio
o el óbito apagado de los astros azules
que cayeron llorando en los montes
desnudos
sin luz, lengua, mañana.
Yo que amé tus carminas y escuché los requiebros
del viento entre los álamos,
he vagado sombrío por la luz que me abriste
en tu isla de sombras,
en las sábanas negras de tus noches más largas.
[i] Odio y
amo. Quizás te preguntes cómo es posible.
No lo sé. Pero lo siento y me tortura.
( y me crucifica)
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Debo tener en cuenta lo que me dijiste algún día y no escuchar tu silencio de ahora.