Brel pronunció varios aforismos a lo
largo de su vida y algunos de ellos son citados con frecuencia, son bellos
pero, rigurosamente, no son buenos aforismos ya que no expresan una verdad
irrefutable, ni siquiera lo parecen. Podemos excusarle largamente, Brel no era
un pensador sino un poeta iluminado, era su corazón el que hablaba.
De sus frases quizás la más afortunada
es aquella en la que decía; "Talento es tener ganas de hacer algo", evidentemente
esta sentencia naufraga a tenor de que son muchos los que se afanan en tener un
idilio con el arte y no llegan a cogerlo por la cintura, pero es un toque de
atención casi necesario para aquellos que lo tienen a su alcance y se sienten
faltos de inspiración, ese algo indefinible que, como decía Picasso, tienes que
hacer todo lo posible para que te coja trabajando cuando llegue.
Amo a
Brel tanto como a los Beatles, pero en estos días me decanto por el primero y
una cuestión casi aleatoria tiene parte de culpa en ello; cuando cuelgo una
canción de Beatles suele ocurrir que a los pocos días me la sombrean con la
cantinela de los derechos de autor y las de Brel permanecen inalterables.
L'enfance,
escrita cuando ya había abandonado los escenarios y se dedicaba con escaso
éxito al cine, es un ejemplo de ello, buscar una canción de Brel es tan fácil
como recordar su título. Pertenece a la banda sonora del lejano oeste, cuando
los indios eran siempre los malos y vivir era un sueño, con el corazón lleno y
la cabeza vacía.
Ahora
los adultos tienen plumas y los burgueses se mueven en la oscuridad con sus
tenebrosas intenciones de perpetuar una forma de vida que no deja lugar a la
aventura. Se confiesa hijo de un buscador de oro que tuvo la desgracia de
encontrarlo y con él el aburrimiento.
Nunca logró atraerme Brell,por esa razón lo conozco poco,aunque reconozco en él al poeta y al sufridor existencial que fue toda su vida.
ResponderEliminarEstas dos entradas tuyas me han ayudado a conocerlo mejor y me han llevado a la reflexión de que tal vez sería bueno repasar nuestros credos sobre todo lo presente y pasado,tal vez ciertos prejuicios de la vida nos encajonaron demasiado entre las cuatro paredes del simplismo.
Abrazos Enrique.
Entiendo, Joaquín, que no podemos abarcarlo todo, que intentándolo corremos el riesgo de dispersarnos y alejarnos de nosotros mismos en cuanto no llegamos a clarificar un camino.
ResponderEliminarRecuerdo que conocí a Brel mientras leía el periódico en un jardín, era el año 1977, y hacía referencia de la aparición de su último y mejor disco. Me impresionó saber que, solo en Francia, ya tenía más de un millón de solicitudes anticipadas.
Quizás nadie haya sido más ecléctico que Brel, nadie haya desarrollado sobre un escenario un dramatismo más convincente o cantado al amor como si fuera un sueño que reclamara a la vida.
He intentado escribir unas crónicas sentidas y heterodoxas teniendo como telón de fondo las canciones que más me gustan de él. Si logro que mires a Brel aunque solo sea un poquito me sentiría satisfecho.
Un abrazo, Joaquín.
Estoy disfrutando con estas joyitas que publicas Francisco. Te doy la enhorabuena por estas reseñas.
ResponderEliminarSeguiré leyendo, hay tema para rato...
No se prodigó en exceso Brel con la composición una vez dejó los escenarios, Tara, pero dejó algunas canciones que se han convertidos en clásicos a la hora de rendir culto a sus obsesiones. L'enfance es una de ellas, no pierde de vista la rebeldía natural y abierta de esta etapa que se opone a las costumbres adquiridas y herméticas del mundo de los adultos.
EliminarUn abrazo.