Déjame recordarte por encima de todos los fracasos
en el último templo que quede de la arrogancia ante la vida,
en tu primer deseo perdido entre los árboles,
en la carta apasionada de un muchacho confundido
que nunca te olvidó
y vive en tu memoria entre los muertos .
y vive en tu memoria entre los muertos .
Creo que no conozco a
fondo nada, Beatriz, simplemente creí que en la vida había un sitio para la
poesía. Sé que habría que hablar de Robert Frost y de Allen Ginsberg, sé que
los amigos deben seguir siendo de oro, que los poetas dormirán sin sueño en la calle
que no tiene nombre ni esquinas desde que Federico murió y que las madres
tendrán honores funerarios aunque no hayan muerto[i]… ¿Cuándo muere una madre?
Quizás
los pájaros vuelen encadenados a otro cielo[ii] o yo no sienta la ausencia
de una sombra cada vez que me miro en el espejo de este tiempo que persigue a
los hombres e ignora a los poetas.
Pero a mí me seduce
este Bob Dylan que se siente dolido por esa juventud que le ha robado la
celebridad y que flirtea con el amor más allá de unas medias y de un perfume en
los documentales que no dan por televisión para no escandalizar a una reducida
audiencia, ese tal Lou Reed que adora la perdición con un hedonismo
descontrolado y el poder regenerador de unos versos sin alma que arañan las
paredes y nos recuerdan que todos llevamos algo de la city en nuestros anhelos, esta mañana volveré a llorar sobre la corriente del Hudson,
y Leonard Cohen, ese poeta embutido en un traje desgastado que miraba al
infinito mientras yo lo miraba, que no cantó ni una sola de las canciones que
yo había anotado en un blog y no fue porque me tuviera en cuenta, ni fue porque
me mordiera la lengua y escribiera unos versos entrecortados sobre un libro en
un tren sin destino para no faltar a aquella cita. Por suerte, todos los
hombres somos iguales cuando podemos gozar, aunque sea sufriendo, tocando con
la mirada a aquellos que nos hicieron partícipes de sus canciones y de sus
caídas.
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Debo tener en cuenta lo que me dijiste algún día y no escuchar tu silencio de ahora.