Pasolini, una historia equivocada.
Que la
vejez hace resaltar por su impaciencia sólo las miserias;
que no podré salir nunca de aquí por más que sonría;
que doy vueltas de un lado a otro en la tierra como una bestia enjaulada;
que de tantas cuerdas que tenía acabé por tirar de una sola.
que no podré salir nunca de aquí por más que sonría;
que doy vueltas de un lado a otro en la tierra como una bestia enjaulada;
que de tantas cuerdas que tenía acabé por tirar de una sola.
(Pier Paolo Pasolini – Análisis tardío)
Me impactó
mucho un artículo que leí unos cinco años después de la muerte de Pasolini,
ignorando entonces su enorme valía como poeta. Un acercamiento a éste para
escribir una pequeña introducción a uno de sus poemas, años después, hizo que
se me viniera de repente a la mente esa muerte violenta y absurda sobre la que
entonces aún se abrían demasiadas dudas en la fecha del artículo, dado que su
valentía le había granjeado la enemistad de muchos poderosos en el siempre
difícil panorama socio-político italiano.
El descubrimiento de Pier Paolo
Pasolini como poeta ha sido para mí muy posterior al del cineasta, y, sin duda
alguna, sin negar sus méritos en esta última faceta y en otras, la poesía es el
campo donde mejor supo desarrollar sus inquietudes, su búsqueda áspera, a veces
agónica, y siempre sincera de su verdad como hombre.
Moderno o clásico, no lo sé, es algo que
apenas tiene relevancia cuando se hace buena poesía, rotundo y sincero siempre,
en su expresión me recuerda al Cesare Pavese de ”Lavorare Stanca[i]”,
al menos en los poemas de corta extensión y de carácter confesional y narrativo
al mismo tiempo. La maldición del “oficio” del poeta es recurrente, la relación
con el hombre que vive una situación y un tiempo concretos, con los que nunca
se debe estar de acuerdo, es agria y sin concesiones, y las adereza levemente
con la ternura de los momentos que se viven en el recuerdo, ese lugar en donde
podemos llenar de significado situaciones que parecen pasar casi
desapercibidas, y que añoramos cuando somos conscientes de la imposibilidad de
su retorno.
2 de junio
de 2017
Pero por culpa
también de este humano mundo nuestro
que
quita el pan a los pobres y la paz a los poetas.
(Pier
Paolo Pasolini – Al Príncipe)
Aunque nunca
te hubieran escuchado debes proceder como si lo hubieran hecho, el poeta calla,
el artista sigue hablando, ambos serán perseguidos por las dictaduras. Pero el
poeta muere por los halagos o por sus ideas, o por la poesía, alcanzando la canonización
con un solo milagro, la inmortalidad por un solo poema. El artista, en cambio,
no sabe por lo que muere pero no quiere ser un mártir porque cree firmemente
que la vida está muy por encima del arte y de la santidad[ii].
Hubiera dado
la vida por aquellos a los que amaba.
(Pier Paolo Pasolini)
Pasolini amaba la piedad como un impulso
solidario, emotivo y, a ser posible, anónimo que emana de las enseñanzas de
Cristo, y sentía una repulsión irreprimible hacia la caridad, no por ella misma
en la que reconocía cierto valor, sino por la consecuencia exhibicionista en
que suele derivar para lavar la conciencia y fortalecer la imagen de ciertos
grupos humanos y la falta de tacto de éstos hacia la dignidad humana de los
desfavorecidos con quienes la practican.
que me gusta embarrarme porque el barro es materia
pobre y por lo tanto pura
que adoro la luz sólo si
no me ofrece esperanza.
(Pier Paolo Pasolini -
Análisis tardío. Traducción: Hugo de Beccacece)
El reconocimiento no llegará jamás y tendremos que actuar
como si fuera posible el regreso de lo que nunca se fue, de lo que vive con
nosotros pero nunca nos ha dejado tocar ni su carne ni sus huesos, y su cráneo
descarnado deja sentir la amargura de la muerte aunque Yorick[iii]
estuviera enamorado de la risa.
Ahora me das miedo de
verdad,
porque estás de verdad
cerca, incluida
en mi estado de rabia,
de oscura
hambre, de ansia casi
de creatura nueva.
(Pier Paolo
Pasolini – Fragmento de la muerte)
En Ostia o en Trieste
cuando florezcan los
tilos,
o en cualquier
descampado
donde jueguen la noche
y el deseo
me llamará la muerte,
como lo suponía,
con el cuerpo marcado
por los golpes que
suben al Calvario.
(La Pasión según
Pasolini - 17 de marzo de 2013)
Roma en mi vida,
ciudad sin nombre
en la memoria
que la noche presiente
robándome el amor
en esta callejuela
honda de los fracasos
que me entregó la
poesía[iv],
y una verdad amarga
que me arrastra
por la arena al final
de los caminos.
(Arranca este lamento
– 1 de enero de 2011)
En tus ojos,
madre,
aprendí a ver el mundo
de los
justos
que los míos me
negaban
pero yo sé que
existe
porque está en tu
corazón.
Cristo vive en tu palabra
aunque haya
muerto
y los sacerdotes
lo recuerden
todos los días desde
el púlpito
mientras beben su
sangre
y, en la boca, desgarran su cuerpo.
(2017)
y que si puedo dejar algo hermoso en alguien
aunque no me haya conocido, y quizás por ello,
pensaré que la semilla que se embarra no muere.
(Mi análisis tardío – Mayo de 2013)
Cuando la luz no ofrece esperanza y se me
adentra el verso
de un poeta que calla en el nocturno inhóspito de una playa tardía,
envejece mi alma por no saber nombrarle, por no saber arrastrar
el peso de mi culpa, por ser testigo ciego del olvido obstinado,
por no reconocer que la vida se me escapa y no conozco a nadie
para que llore por aquello que no hice[v].
de un poeta que calla en el nocturno inhóspito de una playa tardía,
envejece mi alma por no saber nombrarle, por no saber arrastrar
el peso de mi culpa, por ser testigo ciego del olvido obstinado,
por no reconocer que la vida se me escapa y no conozco a nadie
para que llore por aquello que no hice[v].
(Pasolini en el recuerdo – 24 de
abril de 2011)
[i]
Trabajar cansa: Al menos, para mí, ha
sido sorprendente escuchar en los labios de Pasolini que no le gustaba la
poesía de Pavese.
[ii]
Rembrandt dijo que en el incendio de
un museo salvaría antes un gato que el más valioso de los cuadros
[iii]
Yorick: Nombre del bufón del rey que divertía a Hamlet cuando era niño.
[iv]
Durante un tiempo fue para mí un enigma que Pier Paolo no dijera poeta en un famoso
control burocrático cuando se le preguntó por su profesión.
[v] Un
hombre apasionado como Pasolini valoraba más la valentía de la equivocación buscando algo cierto que
la cobardía acomodada de la inacción.
Hace poco, ojeando por una librería a la que me gusta ir,encontré por casualidad o porque recordé la forma en que hablas de él, un libro suyo "las cenizas de Gramsci". Y ahora lo tengo en la estantería a la espera. Cuando termine algunos proyectos de lectura que tengo a la mitad y por supuesto cuando disponga del tiempo que todo libro debería incluir en su interior para poder leerlo como es debido.
ResponderEliminar“Me he levantado entre las violetas
Eliminarmientras aclaraba
cantando un canto olvidado…”
(Pasolini)
Creo, Juan Carlos, que ya te he hablado de mi relación con la poesía en estos días, quizás me hayas escuchado decir que prefiero hablar de poetas y no tanto de poesía, de igual forma me ocurre con los poemarios, cuando me hablan de ellos me gusta hablar de poemas concretos sin detenerme demasiado en la visión de conjunto. Quizás la poesía sea aquello que surge de repente entre versos aparentemente prescindibles, ese algo que nos hace partícipes de su secreto pero no nos los desvela, acabamos de hablar del desasosiego de un hombre aparentemente tan calmo como Cohen porque cada noche creía tener controlado “Take this waltz” y la mañana siguiente volvía a verse, a solas con él, en el punto de partida.
Pasolini era un hombre complicado y polifacético que iba de un sitio a otro, implicándose en todo, a veces, sin tomarse su tiempo, como queriendo escapar de cada uno de sus pensamientos. Por ello te aconsejaría unos títulos que reflejarían esa lucha interior que le ardía y que, según sus propias palabras, no le proporcionaban la paz para escribir poesía.
No te será difícil encontrar en la Red traducciones de algunos poemas, muy bien aceptadas, por otra parte. No creo, ni mucho menos, que yo sea una autoridad para encontrar a Pasolini, me remito a mi experiencia personal. Creo que te vendría muy bien compaginar la lectura de un poemario como “Las cenizas de Gramsci” con algunos de sus poemas sueltos más representativos.
El día de mi muerte.
La glicina.
Al príncipe.
Fragmento de la muerte.
Abro la ventana de un blanco lunes.
Cercana a los ojos.
Súplica a mi madre.
No sabes lo que agradezco tu atención Francisco. Tomo nota de estos poemas.
ResponderEliminarQuizás también sea como la música, aunque se que no se pueden comparar mundos diferentes (como cuando la gente dice que el libro es mejor que la película, frase que escucho con demasiada frecuencia. No se pueden comparar artes que están hechas de materiales distintos).
Como en un disco habrá canciones que nos gusten más que otras, no se si es buena comparación.
También sabemos distinguir que Revolution number 9 del álbum blanco, no se le puede llamar si quiera canción. Más bien un experimento.
Un abrazo.
Me dejé el escalofriante "Análisis tardío", "La rabia" y "Las hermosas banderas". Tardé mucho en cogerle el pulso a los dos últimos poemas, el primero fue un flechazo.
ResponderEliminarPara mí, Juan Carlos, hablar de poesía o música es hacerlo sobre lo mismo. Los artistas buenos suelen conseguir el sentimiento de la emoción en cualquier disciplina, cuando no lo logran pueden acudir a la llamada del oficio. En la poesía y en la música, el oficio por sí solo suele ser un argumento estéril.