Ahora vuelvo a la soledad
de un muchacho atolondrado
que necesita creer
en la llegada del hombre
en la llegada del hombre
para que desaparezca la ira de los vientos,
para sentir que la poesía
es una manifestación
es una manifestación
de lo que no podemos ver
pero vive en nuestro anhelo
cada vez que puedo respirar
una palabra en tu boca,
cuando llegas a mí a través de la lengua
que se retuerce en un verso enamorado.
***
Y vuelvo a ti como una golondrina a las nubes,
como un deseo que no quiso morir en mis labios
aunque sufría en el clamor de tu silencio.
No he sabido arrancar tu imagen de las arcadas,
la lluvia que nos llevó a un beso en los jazmines,
la soledad de la calle que aún te busca en el recuerdo
para ser solo nuestros los arbustos
que nos hablan de las horas de amor
entre su tronco, de las canciones que siguen
su curso entre el ramaje de ese tiempo de lluvia
que no olvida tu vestido,
que empapa tu rostro con una sonrisa.
***
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Debo tener en cuenta lo que me dijiste algún día y no escuchar tu silencio de ahora.