sábado, 15 de junio de 2019

Me iré


I

Sabes que tienes algo qué decir,
 pero no sabes dónde, 
quién se detendrá a escuchar
lo que no quiere oír, 
quién querrá ver la injusticia que aflora
 al otro lado de la barrera,
 qué poeta evitará las náuseas 
cada vez que le griten
que equivocó su camino, quién te escribirá poemas
 de amor entre cables y suspiros 
cuando busque tu pañuelo en el adiós de los barcos.

2

 Me iré adonde habite el rumor de tu tristeza,
adonde mi boca llegue con un pregón que se levante
sobre las conciencias que nunca piden nada,
sobre el coloso y la muerte que muestran sus garras
en la oscuridad de sus cristales
con una fragancia antigua que desprende los harapos
de los edificios en el asfalto derretidos.

 Me iré adonde vaya la huella de tu rostro,
adonde juegue el aire con tu presencia ausente,
adonde los tableros oscuros del teatro,
adonde los latidos inundados por las flores del destierro
porque ya no tengo camisa, paloma ni azucena
que puedan llevar al hombro
la incomunicación del ansia del amor oscura
que destroce los versos
que se pierden llorando en una red confusa y narcisista
que se extiende en el mar y cabe en mi mano.

Porque sé que no tendré paz para encontrar
la palabra precisa para vestir mi queja,
que cerrarás mis labios cuando grite la azucena
y el arroyo de los niños encuentre su cauce y su puente,
cuando el poniente acaricie el rostro luminoso
de los enamorados que sueñan en la playa
cuando el verano alarga su latido en las arenas de fuego,
su sombra fresca en el alma del pozo
donde juegan los pájaros con las cañas y el olvido.
en un silencio enlutado que me recuerde
 las cuerdas de tu revuelo.
 un exilio de caricias en la cumbre de tu mirada,
un deseo vehemente de reducir lo que se siente 
en el pensamiento
cuando supe decirte tanto con los ojos,
cuando te di mis labios con el alma, 


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Debo tener en cuenta lo que me dijiste algún día y no escuchar tu silencio de ahora.