Ella solía llevar
el cabello como tú
el cabello como tú
excepto cuando dormía
que lo trenzaba en una gandaya
de humo dorado y aliento.
Dama viajera quédate un rato
hasta que la noche acabe,
sólo soy una parada en tu camino,
ya sé que no soy tu amante.
(Leonard Cohen - Winter lady)
Este poeta es imprescindible porque encontró su camino
mirándose hacia dentro como un pájaro que se arrastra en los cables, como un
borracho sereno que ha olvidado su nombre en un tugurio portuario de una isla
asustada que se parece a la mía y llora su soledad en las noches de levante y de
zozobra. Al final todos acabamos volviendo los ojos hacia el Mediterráneo en
donde nació este sueño que, a veces, convertimos en pesadilla.
(Memorias de Hydra)
Gracias,
Leonard, por haberme dejado
escuchar el gemido disperso en tus tormentas,
por haber resistido en tu torre
de canción apasionada
mientras pasaban amantes y amigos,
y caían tantos sueños que se creían eternos,
por las horas que aliviaste el dolor de mi letargo
y lo mecías en el viento con una rara elegancia
que aún brota en el invierno de tus ansias de conquista
en los campos sembrados de espinas y alambradas
del amor y el desengaño,
por haberme hecho olvidar tantas veces con tu verso
el destino inexorable del poeta.
escuchar el gemido disperso en tus tormentas,
por haber resistido en tu torre
de canción apasionada
mientras pasaban amantes y amigos,
y caían tantos sueños que se creían eternos,
por las horas que aliviaste el dolor de mi letargo
y lo mecías en el viento con una rara elegancia
que aún brota en el invierno de tus ansias de conquista
en los campos sembrados de espinas y alambradas
del amor y el desengaño,
por haberme hecho olvidar tantas veces con tu verso
el destino inexorable del poeta.
(Encuentro
con Leonard Cohen en Madrid)
Anoche
recuperé este escrito que había dejado colgado en el muro de alguien, fue por
casualidad, cómo tantas otras cosas en la vida, entonces estaba centrado en el
viejo Cohen que contradiciendo su leyenda de seriedad pesimista siempre sonreía
y agradecía haber llegado tan lejos, recordaba mi falta de memoria para saber
las canciones que cantó en el concierto de Madrid, sentía a Cohen plenamente y
apenas le escuchaba (Una señora de otro tiempo tuvo que confirmarme que había
cantado “El partisano”), pero nunca olvidaré las que no sacó del fondo de
algunos resentimientos; nunca dijo quién era esta dama de invierno, pero no
olvidó nunca cómo llevaba el pelo cuando dormía, vamos a pensar que era el
amargo despertar de un romance que se resquebrajaba por más que lo hubiera
defendido con el celo de un buen soldado que nunca duerme.
“Aquel
viejo atractivo y seductor con un traje gastado e impecable que siempre quiso
vivir en el país donde las mujeres hermosas no tuvieran remordimientos, aparece
siempre con su toque de locura en el recuerdo, ya sabemos que el amor no nos abandona,
somos nosotros los que lo abandonamos, quizás porque no esté de moda, porque
nos cansemos de amar cuando no sabemos recoger el fruto o las promesas nunca se
cumplen, y la gente de la calle sigue hablando sin pensar que hemos perdido el
privilegio de respirar el mismo aire que un poeta. En realidad, hay tan pocos
poetas en estos días que deberíamos poner en ellos el mismo cuidado que le
reservamos a las especies que se extinguen por nuestra culpa." Pero en los
americanos de Morrison no hay un lugar para los remordimientos.
(8 de marzo de 2017)
Hay un cariño inmenso y una gratitud en tu poema. No sé si se lo hicistes llegar, me gustaría pensar que sí.
ResponderEliminarDe esta manera también me siento identificado con los versos que le dedicastes, los que me hubiese deseado escribirle yo también.
Preciosas las referencias que haces al pájaro en el cable y a la torre de sonido.
No intenté hacerle llegar el poema, Juan Carlos, quizás fui realista, este poema, es más largo, lo empecé en el tren un día antes del concierto y lo terminé cuando ya había sido. No sé qué hubiera pensado Cohen de haberlo tenido entre sus manos, si hubiera esbozado una tierna sonrisa irónica pensando en la devoción de un adolescente, eso sí español, un detalle muy importante para él.
EliminarEl poeta, ha vuelto a gustarme esta palabra, siempre es un pájaro que perdió las alas, por eso algunos de los mejores poetas de nuestro tiempo abrazaron el vuelo de la música y otros el fulgor de otras actividades. Pero no creas que desprecio a quien solo sabe escribir poesía, algunos de los mejores versos que conozco han sido escritos atados a la tierra y puede que sin luz; la poesía libera y también condena. Me resulta esperanzadora tu actitud ante ella y me gusta que también tú empezaras a buscarla con quince años.
De mis ídolos no conozco demasiado y prefiero que sea así, escribir sobre ellos teniendo como referencia algunos detalles que he encontrado llenos de significado.
Un abrazo.