E’ passato il tempo dell’amore
come un sogno che non
tornera’[1]
(Giuseppe Lo Bianco)
Tantos
años cuidando la lira en extremo
traduciendo
en la sombra versos de madrugada
y
ahora se me rompen los hilos de tu encanto
cuando
marchas segura al tren que nos separa
cuando
la primavera asoma en los andenes
y
cómicos errantes vagan por estaciones
el
alma se me hunde ebria en la soledad
de
siglos que corroen, se agolpan, desesperan,
en
pórticos y estancias, arcadas y recuerdos.
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Debo tener en cuenta lo que me dijiste algún día y no escuchar tu silencio de ahora.