domingo, 27 de marzo de 2016

Las flores y los prados

                                                 Mourir cela n'est rien
Mourir la belle affaire
Mais vieillir... ô vieillir
[1]
(Jacques Brel - Vieillir)

                  

Las flores y los prados tienen el mismo sino, 
la misma larga noche que apagará mi frente,
mientras busco coronas, laureles, epitafios,
pasan las caravanas cargadas de perfumes
que vierten los linderos,
y no puedo tenerlos, sentirlos, propagarlos
porque sigo en el valle y es abrupta la rampa.

Ya nadie me provoca, nadie quiere escucharme,
nadie intenta saber
qué había en mi mirada, oscura, amarga, triste
conteniendo la fuerza, qué comentario irónico
despertaba las risas  en la mesa de un bar
mustio de madrugada cuando ardía el bufón
de todas las comedias,
hace ya mucho tiempo, cuando aún te esperaba,
cuando quise aprender
el arte de la vida,
la vida se reía siempre con mis intentos. 

Las chanzas se apagaron como viejos vestidos,
lo que fuera brillante
se convirtió en derrota,
armarios retraídos que no tienen deseo
y que guardan portadas de revistas sin fecha.

Lo que fuera arrancar
besos en el olvido
es un trotar sin gracia invocando la suerte, 
pasan enfermedades, citas que nos aguardan
con la fragilidad
sincera de los cuerpos,
y pasan comentarios vacíos que no llegan
mientras toda la muerte reina en los hospitales,
y el verso se nos hunde sin libertad, ni orquesta.

Tú y yo, separados por música y gemidos,
habitando en un mundo que no nos pertenece,
desvelamos los surcos del tiempo en nuestras almas.


[1] Morir no es nada /Morir un buen asunto / Pero envejecer, ¡Oh, envejecer!¡

8 comentarios:

  1. ¡Oh, envejecer! Sí,terrible...Jacques Brel tenía razón.

    Vuelvo a leer aquí este poema, uno de los que más me han gustado de tu poemario "Poema de la duda" y pienso que el poeta es el único ser de este mundo que, tras reconocer su derrota, la convierte en algo sublime a sus ojos y a los ojos de los demás.Otros se desesperan, se limitan a llorar su fracaso, patalean y así se desahogan.El poeta ni desespera ni patalea ni llora.Desmenuza su dolor, lo analiza y lo transforma en poesía, en arte y belleza en un intento de entender y aceptar sus fracasos personales, sus tragedias diarias que le parecen únicas cuando son también las tragedias de todos.Siempre creí que la buena poesía es algo exclusivo de unos pocos.Y no me refiero solo al hecho de escribirla, también al de leerla y apreciarla. Los que amamos la poesía, nunca vemos oscuridad en unos versos por muy tristes que sean,para nosotros suelen resplandecer porque en ellos brilla,en un acto de sinceridad sin límites y por tanto de valentía,el alma del poeta que decidió compartir con los demás sus propios sentimientos.

    Excelente;Enrique,como la mayoría de los poemas de tu libro.Tengo que sacar tiempo para hablarte de él y de la impresión que me ha dejado,espero que sea pronto.

    Un fuerte abrazo

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    1. Creo, Joaquín, que has hecho una de las declaraciones de amor a la poesía más hermosas que recuerde, es un motivo de satisfacción que ahí haya estado un poema mío como testigo y que además esté introducido por una cita descorazonadora y profunda de Brel. Ya ves, Joaquín, no se trata de estar de acuerdo con lo que dices sino de poder disfrutarlo, de agradecerte este tratamiento exquisito hacia unos versos que a estas alturas se me escapan y empiezo a mirarlos como si no fueran míos y ser consciente de lo afortunado que soy de poder contar con tus palabras.

      Un abrazo.

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  2. Morir forma parte de la vida.

    Un beso dulce de seda.

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  3. Gracias, María, por esta visita tan amable y cordial que me haces. Pienso que el propio Brel se rebelaba contra la muerte en otras canciones, aquí se encontraba más preocupado por el paso del tiempo, por el dolor que le causaba.

    Un abrazo, María, encantado con tu presencia.

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  4. Este es un poema soberbio, Francisco. Por lo menos para mí, tiene una intensidad hasta descomedida para con el lector y lo traspasa sin miramientos, porque además de ser profundamente poético, es completamente humano.

    No quisiera pensar que te molestó mi opinión en la conversación anterior, ya que no es más que una opinión desde fuera del escenario y como te digo, lo que se puede leer desde mi posición no abarca la totalidad de la escena, por lo tanto, mi pensamiento crea la atmósfera que le parece que la escena tiene.

    Este poema pertenece por completo a la amplitud de lo humano y aunque está lleno de creatividad, es tan fuerte su impronta emocional que no permite ninguna indiferencia luego de su lectura.

    Un abrazo grande!!

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    1. Hace unos días, Simón, me dio por buscar una de las escenas de Ran (El rey Lear) en las que aparecía el bufón y sentí que había encontrado lo que buscaba para definir mi papel en este poema mío en el que quise hablar de mi deriva sentimental enfrentada sin armas al paso del tiempo y la perversidad que, a veces, muestra la naturaleza humana cuando no se sabe calibrar la grandeza de la amistad y el amor verdaderos. A partir de ahí quise volver a exponer al criterio exigente de los doctores el poema y pienso que ha merecido la pena si a ti te ha llamado la atención.

      Con respecto a lo que me dices de tu comentario, no encontré nada en lo que me escribiste que pudiera considerarse motivo de molestia, no podemos estar de acuerdo en todo, Simón, y cuando se difiere en algo y se expone con educación pienso que puede favorecer nuestro espíritu crítico y llevar a una reflexión más profunda sobre un asunto determinado que ya habíamos, en cierta forma, archivado.

      Es evidente que pueda parecer ventajista de mi parte exponer mi respuesta a una carta anterior por parte de la persona a la que me dirijo o su reacción posterior, si la hubiere, ante lo que digo. Pero no me veo con derecho a hacer un uso de lo que ella escribió aunque, lógicamente haga referencias a lo que ella me había ido diciendo en origen. Por otra parte no fue una polémica que dirimiéramos en privado, otros compañeros escribieron y dieron sus opiniones.

      Tengo claro que la literatura, yo intento vivirla hasta en la frase más corta, no consiste tanto en llevar razón en una polémica, sino en el arte que podamos extraer de nuestros aciertos y de nuestras equivocaciones. Lo lógico, como animal social, es que hubiera enterrado esta carta y las otras que escribí con los mismos protagonistas y con las mismas polémicas en aquellos días, así me lo aconsejó mi mujer con el objeto de dejar en buen lugar mi nombre. Pero, sin saber exactamente las razones, he preferido dejarla en el dominio público del foro al que pertenecemos, y no descarto volver a leerlas e intentar aprender lo que no debo hacer en determinados casos. La enseñanza que aprendí desde un primer momento es que puedes llevar razón y perderla si no sabes comportarte.

      Gracias, Simón, me ha alegrado especialmente que te haya gustado este poema.

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  5. Yo hubiera hecho exactamente lo mismo que vos. Dejar al dominio público mi pensamiento y el de los demás, sencillamente por una cuestión de principios. Creo que lo que se dice, ya sea con los dedos o con la lengua, se sostiene con la piel (el cuero, decía mi viejo), porque si empezamos a renunciar y a ocultar nuestro leal saber y entender, inducimos a pensar que nuestras posiciones no son verídicas, no pertenecen a nuestras convicciones y no somos capaces de defendernos en ellas y a ellas, hasta el final.
    Yo creo que lo que se cree se defiende hasta las últimas consecuencias y si alguna vez se comprende que hemos creído en algo erróneo, es de gente decente rectificar de la misma forma en que hemos defendido nuestro primer creer, porque todos los hombres aprendemos y aprenderemos hasta el final de nuestro días, así que somos falibles y nos fue dado rectificar, siempre que sea de manera justa y lógica y no, por el viento de la conveniencia momentánea.
    Sinceramente y solamente basado en mi experiencia con vos, creo que no sos una persona que no sepa comportarse. Defender la idea natural, la que nos tiene convencidos, la propia, frente a otras ideas que quizás son la antípoda, no es "no saber comportarse". Yo creo que es justo lo contrario. Saber comportarse.
    A veces las discusiones requieren de calor y el que no se acalora con la pasión de su idea, no sé hasta que punto está convencido de lo que sostiene, porque las ideas, todas, son pasionales.
    Creo que un verdadero animal social es el que planta bandera porque la sociedad no debería seguir el camino del vox populi, sino entender que está conformada por la diversidad y es esa diversidad, la que sosteniendo sus banderas, sin rivalizar y alcanzando la inteligencia de los puntos que se aproximan, lo único que la enriquece.
    En la diversidad está la riqueza, porque todo lo diverso aporta al todo y no solamente aporta, lo hace posible. El todo es la suma de lo diverso y de lo opuesto. El todo es la simetría de lo asimétrico.

    Un abrazo grande!!

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    1. De ninguna manera, Simón, quisiera portarme contigo como solemos hacer los mayores atosigándote con la experiencia que se nos supone por el peso de los años, entre otras cosas porque he comprendido que la templanza no es una virtud que me haya ofrecido la vida y, por lo tanto, no puedo transmitírtela, y por el convencimiento que tengo de que a tus verdes años es más que probable que hayas leído más de lo que yo lo pueda hacer en toda mi vida.

      Es muy probable que te hayas encontrado o te encuentres con buenas personas que en un momento puntual de su vida se hayan portado francamente mal y con mediocres que no harían nada por nadie que siempre han sabido estar en su sitio porque es casi lo único decente que pueden haber aprendido. Reconocer un fallo es amargo y tanto más cuando implica a las personas que más quieres, y no hay otro camino que el reconocimiento de la culpa e intentar por todos los medios volver al lugar en el que estabais antes de la derrota aunque nunca se logra regresar al campo despejado que dejaste antes de una caída.

      Creo que este poema habla mucho de lo que te acabo de decir, no voy a afirmar que fuera lo que buscaba porque había un mal difuso que apenas dejaba que me expresara con coherencia, y dentro de lo que escribí en aquellos días no llegué a darle mayor trascendencia hasta que pasaron dos o tres años, entonces empezó a divertirme imaginar que los niños de bachillerato me tendrían ojeriza si por esos juegos perversos que nos proporciona la fortuna se toparan con un profesor que lo pusiera como lectura obligatoria para un comentario de texto, aunque no supiera quién había sido yo.

      Hay mensajes que no he vuelto a leer de aquellos días y cuando lo he intentado he desistido porque me entraban escalofríos, quizás éste que conoces sea el más templado de todos ellos y el mejor razonado, al leerlo varias veces me he ido familiarizando con él, sé que tengo que mirar cara a cara al contertulio desatado de entonces, pero dejaré que sea el azar y no el deseo el que vuelva a ponerme tras su rastro.

      Gracias, Simón, creo que ambos tenemos que aprender con este encuentro.

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Debo tener en cuenta lo que me dijiste algún día y no escuchar tu silencio de ahora.