María es grande de verdad. Lo mío inconsciencia. Acabo de escribir este poema después de leer un hondo y hermoso poema suyo.
Si no me amas, si ya no vas a amarme,
déjame donde me conociste,
en la desierta estación de las esquinas
que pueblan la ciudad de los silencios.
(María G. Romero)
déjame donde me conociste,
en la desierta estación de las esquinas
que pueblan la ciudad de los silencios.
(María G. Romero)
Ahora que vuelven los latidos
y se llenan de recuerdo.
Ahora que amanece en Abyla antigua
perdida entre la columna y el acanto
y un idioma que no entiende
entre nuestro desconcierto juvenil
y las ansias de vida que tuvimos
en nuestra amada lengua que gemía.
y se llenan de recuerdo.
Ahora que amanece en Abyla antigua
perdida entre la columna y el acanto
y un idioma que no entiende
entre nuestro desconcierto juvenil
y las ansias de vida que tuvimos
en nuestra amada lengua que gemía.
Tu rostro seguirá cruzando los caminos
entre los árboles
que nunca tuvieron un nombre
grabado en nuestras frentes
y los pensamientos que erigían una sonrisa
de amor con palabras sencillas;
la ilusión que tenías
caundo aún no me amabas.
Si no me amas aún respiraré entre los muertos.
(24/3/2016)
entre los árboles
que nunca tuvieron un nombre
grabado en nuestras frentes
y los pensamientos que erigían una sonrisa
de amor con palabras sencillas;
la ilusión que tenías
caundo aún no me amabas.
Si no me amas aún respiraré entre los muertos.
(24/3/2016)
Gracias, Enrique. Me has emocionado.
ResponderEliminarDe la abundancia del corazón, habla la boca.
Un abrazo sin distancias.
Siempre:)
Creo que te mereces el milagro de las citas, has dicho cosas importantes llenas de verdad y de belleza, a partir de ahí solo podemos encontrar poesía, tan maltratada y confusa en nuestros días. Tú la encontraste y nos llenas de ella.
EliminarUn abrazo, María, le doy mucha importancia a esto de las citas.
Mi estimado poeta y amigo, me gustaría estar más presente de lo que estoy para dar cuenta de lo mucho que disfruto leyéndote. He ido a caer, de entre todas las lecturas que te debo, en estos versos inspirados en otros preciosos de María, y me han hecho recordar la sensación del primer amor, aquél que no tuvo nombre, que amaba sin sentido. Una vez más me llevo la emoción de tus letras, y como ya te dije en alguna ocasión, también la sensación de haber leído a un poeta con mayúsculas.
ResponderEliminarSiempre un placer Enrique.
Un abrazo.
Ha pasado demasiado tiempo, Toño, para que pueda excusarme adecuadamente por no haber respondido a este comentario tuyo, pero lo cierto es que tus palabras siempre me ofrecen el milagro de la vida, la transparencia de una persona que ofrece sus buenas intenciones. No me olvido de ti, sería injusto, ingrato, si no te contesté antes es porque me siento perdido en el armario del tiempo, en el desván de las incomunicaciones.
ResponderEliminarUn abrazo, Toño, pienso de ti muy bien, siempre me has dado motivos.