por F. Enrique » Jue, 11 Dic 2014 23:10
Leo tu mensaje, Virginia y me parece que me estás dando la razón, yo también caigo y caeré en múltiples contradicciones. Creo que confundes populista con popular cuando te refieres a Pavarotti y a Verdi. Yo daría muchas horas de trabajo para desentrañar la fórmula que me hiciera popular aunque tengo claro que la popularidad la quiero para mi obra, querría los beneficios inherentes a ella pero permanecer siendo un ente anónimo.
No tengo la ópera entre mis preferencias, puedo decirte que Wagner me resulta poco menos que insoportable y admiro con devoción de tonto ilusionado a Mozart y a Verdi, porque me emocionan, el uno como genio sin freno que no miente e insiste en la deriva a la que le lleva su música y el otro por saber conectar a través de su pueblo postergado con el ansia de vuelo de todos los hombres de la tierra. La única ópera que he contemplado en directo en mi vida es la inigualable, heterodoxa e imprescindible Flauta mágica, disfruté hasta unos límites insospechables con la parte cantada, me exasperaba la historia paralela dramatizada, para una persona de nuestro tiempo es acaramelada e infantil en el peor sentido que se pueda tener de esta palabra. Wofgang Amadeus solo puso la mejor música que pudo, y estuvo fino, ese pastiche no tiene nada que ver con sus ideales de universalidad armoniosa de los francmasones.
Armonía, técnica, potencia, popular, son criterios, son puntos de vistas con los que hay que luchar hasta donde sea posible por objetivar. Supongo que eres bastante más joven que yo, si no es así, perdóname. Puede que estés más al principio del camino. La juventud se cura con el tiempo, pero, ya ves, yo no hubiera querido sanar nunca de esa locura.
Yo no tengo mi Dios, como dicen tantos pedantes, si existe es él el que me tiene a mí, aunque no me haga mucha gracia.
Gracias, Virginia, me ha parecido muy interesante tu réplica.
Última edición por F. Enrique el Sab, 13 Dic 2014 11:33, editado 1 vez en total
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Debo tener en cuenta lo que me dijiste algún día y no escuchar tu silencio de ahora.