viernes, 4 de marzo de 2016

Mecano - Me cuesta tanto olvidarte



No me gustaba demasiado Mecano cuando sonaban por todas partes y podía haber aspirado su aroma en la calle y en los escaparates con actualidad, ha acabado por dolerme no haber sabido interpretar su trascendencia, ahora que su nombre ha ido creciendo en el recuerdo; marcaron una época, una forma de vestir, una marca dentro de un poema de amor, propiciaron que fuera congruente una disidencia disfrazada de glamour doméstico, una sonrisa forzada que no lo era, un me gusta lo que no me gusta que ejercía de profeta menor pero acertado en sus vaticinios.  Reconozco que en ello tenía mucho que ver la estética y la voz de Ana Torroja y las canciones irreverentes y despreocupadas de Nacho Cano, ya no había sitio para hablar de una inflación desmesurada o para detenerse en la desdicha del paro que se ensañaba especialmente con los más jóvenes que se acogían a él con sus títulos bajo el brazo y la cabeza perdida en el futuro, tampoco para mirar los momentos más tensos del terrorismo o para denunciar los intereses brutales de las hipotecas y mucho menos para volver la vista atrás y rememorar una de las postguerras más largas y crueles que haya existido. No era un tiempo de tristezas, de mirar la cara oscura del presente o un pasado que apenas nos había rozado, cómo hacían los cantautores que escaparon de la quema o los cineastas que encontraron un filón que parecía inagotable, sino de proclamar la aventura de ser joven con un hedonismo un tanto edulcorado que invitaba a ver el lado más sonriente de la vida cómo si no se estuviera pagando un tributo enorme a las drogas y el mundo de la música no tuviera una buena representación en esa debacle.
                                                              
Pero fueron las canciones firmadas por José María Cano las que me pusieron en alerta sobre la valía del conjunto, las que cambiaron su música y su filosofía para siempre. La primera de ellas que escuché fue “Me cuesta tanto olvidarte” y, en sintonía con el espíritu de ese tiempo, debo decir que lo hice por la televisión y, desde un primer momento, supe que una música que había desdeñado, sin darle una oportunidad apenas, había entrado en mi vida y que no se marcharía.

Luego supe que el disco “Entre el cielo y el suelo” partió en dos la carrera del grupo, la madurez llegó para no abandonarles. Seguirían sin mirar atrás y lo harían extensivo, en cierta forma, al regocijo de sus logros anteriores ; de un grupo de éxito pasaron a ser leyenda.  
  

2 comentarios:

  1. bonsoir et merci pour cette magnifique chanson

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  2. Estoy de acuerdo contigo, Hélène, es una canción que marcó una época y que se escuchará siempre.

    Gracias, un abrazo.

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Debo tener en cuenta lo que me dijiste algún día y no escuchar tu silencio de ahora.