...Ogni giorno la breve finestra
s'apre immobile all'aria che tace...
(Cesare Pavese)
s'apre immobile all'aria che tace...
(Cesare Pavese)
...Cada
día la breve ventana
se abre,
inmóvil, al aire que calla...
(Tr. José Agustín Goytisolo)
(Tr. José Agustín Goytisolo)
Al
sentir tu voz ronca
tan cerca de mi aliento,
tan cerca de mi aliento,
al
saber que para siempre te alejabas
supe
que no había sitio
para mí en esta calle,
para mí en esta calle,
en
este turbio hotel de pequeñas ventanas.
No
me puedo alegrar
de haber roto el silencio,
de haber roto el silencio,
el
cielo azul celeste[1] oculto
en tu mirada,
el
cabello alentado
por los expresionistas
no serían para mí que los reverenciaba.
[1]
Constance Dowling tenía los ojos color de avellana.
¡Ay, ay!...¡Cómo sabes llegar al alma con tus evocaciones poéticas!
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias, Fanny, siempre eres tierna y amable, cada palabra tuya embellece el entorno y da sentido a cualquier poema.
EliminarUn abrazo.
De nuevo Pavese inspirándote y a lo grande,como de costumbre.
ResponderEliminarHay que ver cómo suena el italiano!!! Pura música.
Un abrazo
Siempre que apareces tú, Joaquín, todo mejora y ese miedo de mostrar algo al público, en cierta forma, se difumina. Te agradezco la fe que tienes en lo que escribo y que pongas todo de tu parte para que esta amistad se consolide con el tiempo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Un poema muy bello, del que se desprende la tragedia de ese amor que no fue y que desencadenó el final de Pavese.
ResponderEliminarMuchos saludos, Francisco.
Me importa Pavese, lo considero un poeta imprescindible, sus poemas me han acompañado desde 1983 y he tenido la suerte de que José Agustín Goytisolo primero y Ángel Crespo después fueran los traductores de sus poemas.
ResponderEliminarDe vez en cuando hablo de su soledad con mi mujer, y sopeso sus errores con los míos. Era taciturno, silencioso,grave, sus flores no nacían en un recuerdo claro que atrajera a los ojos alegres que pasaban por su vida y temían enamorarse de él.
Pienso que Pavese y yo jugamos con un pequeño margen de error por diferentes motivos; él era sincero cuando decía que el triunfo de una persona era medido por las cosas más elementales de la vida; satisfacer a una mujer, conservar a un amigo, mezclarse con la gente de su pueblo y tener las mismas aspiraciones que las personas que luchan por mantener un trabajo.
Gracias, Mirella, es todo un detalle por tu parte.