No
puedo detener el llanto de mi alma.
Ya
no puedo cambiar las ruedas que pasaron;
para
hurtarme la fe y llevarte la gracia.
Ya
no puedo anhelar las flores que murieron.
y te sigo queriendo
como si despertaras.
Así voy yo, borracho melancólico, guitarrista lunático, poeta, y pobre hombre en sueños siempre buscando a Dios entre la niebla. (Antonio Machado)
"...abrazado a la rosa que ha quedado en tu pecho".Según mi forma de verlo,este verso expresa más que ningún otro la soledad del poeta ante la pérdida del amor.Todo el poema es un hermoso llanto por esa pérdida.
ResponderEliminarY un pero Enrique,no entiendo la existencia de esos dos versos cortos,como dos golpes bruscos (y bajos) a la armonía y a la serenidad que transmiten los versos largos.Tal vez no he sabido ver su conveniencia.
Abrazos
Como siempre, Joaquín, te agradezco la delicadeza y la atención con la que me hablas, con esos detalles haces que vuelva sobre lo que he escrito y me sumerja en el proceso de creación teniendo en cuenta el grado de exigencia que ejerces sobre ti mismo y hace que seas un poeta ascendente, con las alas abiertas.
ResponderEliminarCon respecto a lo que me dices, no puedo quitarte la razón pero así surgieron y así los dejé, hoy veo claramente que esos versos no romperían el ritmo si fueran heptasílabos. No descarto algún intento para evitar esa aspereza que no está acorde con el tono melancólico y decadente del resto del poema.
Un abrazo, Joaquín, siempre he hablado de tu temple y de tu saber estar.