Como las flores altas me llega tu mensaje,
tus notas son la lira
donde brota el recuerdo que acorta la distancia
Entre los aguaceros oscuros del otoño
te yergues y arrinconas del sueño la espesura,
iluminas y anhelas un arranque del aire
que abandone mi herida y aprisione el amor.
Como la golondrina que no quiso exiliarse
de los tiempos dichosos
vuelas sola en la playa con la húmeda arena,
como la torre blanca
descuidada en sus muros que sigue en la colina
y no se rinde nunca
comprendes las ruinas
de un templo devastado que guarda la belleza,
eres como esa barca sin velo que naufraga
y vive los vestigios entre aromas de mar
para cuando despierten los besos en la esquina
grabada con tu nombre,
eres esa esperanza que no aprendió a plegarse,
sigue abierto en tu alma un sentimiento limpio.
(17 de octubre de 2016)
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Debo tener en cuenta lo que me dijiste algún día y no escuchar tu silencio de ahora.