Ya no sentirás vergüenza de ser una chica triste,
ya no pensarás que has hecho algo malo
cuando tu amante se enfade
porque han bajado sus acciones o ha perdido en
las carreras.
No agacharás la cabeza bajo los puentes
inclinados
ante el recuerdo errático de tu amor
y la huida de las caricias,
no verás el acero envolviendo los
cristales
con las pinceladas borrosas de los edificios
en la lejanía de los crepúsculos que se apagan
donde tu corazón se desmorona
como la última lágrima
de una sirena que vaga perdida
en la corriente constante del Hudson.
en la corriente constante del Hudson.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Debo tener en cuenta lo que me dijiste algún día y no escuchar tu silencio de ahora.