1
Mi corazón dormido sobre una
primavera
que no tiene balcones para colgar tu
risa.
Mi luz amortajada por siglos de
silencio
agitando pañuelos a un adiós que
agoniza.
Llueve en el cielo claro que dibuja
tu rostro,
en las calles vacías, en el bosque de
piedra.
Me ha dolido tu amor y no puedo
negarlo,
me duele hasta esta lluvia que no cae
y se aleja.
Llueve en las soledades quietas de la
avenida
sobre los institutos que guardaron tu
huella.
Me duele el pensamiento que no
encuentra consuelo
en este divagar que llora ante tu
queja.
2
Puedo ser en la lluvia un gitano que
vuelve
cantando a los caminos su pena y sus
caricias,
que sufre entre las flores silvestres
del misterio
y agita entre los vientos la luz de
su camisa.
Puedo ser en la lluvia un trovador
que sufre
y abraza las canciones tristes que me
cantabas
persiguiendo las rosas turbias de
tus estanques,
sufriendo entre tus muros que no
tienen ventanas.
3
Tus celos apagaron los versos de
Neruda
y la mueca de Brel que gritaba en mi
alma.
Tu rabia me ha dejado el corazón sin
arte,
te busco en el recuerdo y no avivo su
llama.
Llueve sobre los muros
quietos de la avenida,
sobre el parque mojado
que ha perdido su luna.
Llueve sobre los charcos que acogen
el destierro
de aquella soledad que no me deja
nunca.
Glorioso remate a un poema glorioso.La lluvia y la soledad,inseparables en el alma del poeta.La lluvia y los recuerdos,hermanados para siempre en el sentir del poeta que,aunque esté rodeado de multitudes,siempre estará solo.Es el destino de quienes sienten con un intensidad que está unos grados por encima de la del resto del universo.
ResponderEliminarEn poemas como este tuyo es donde suelo verme reflejado, como en un espejo.Esa es la grandeza de la poesía que la inmensa mayoría de los mortales no saben ver.
Abrazos Enrique
No sé, Joaquín, la de vueltas que le habré dado a este poema y sigo mirando a su reto con la obsesión de un toro castigado. En realidad la segunda estrofa me dejó un poco colgado y no he sabido acompañarla por la magia que dejan las cosas que se sienten aunque no sepamos expresarlas. Podía imaginar que una sensibilidad como la tuya entraría sin problemas en esa puerta inefable que nos dejan los poemas cuya mayor virtud reside en su acento lírico.
EliminarTu nombre junto a él hace que le quite importancia a las imperfecciones del poema y que pueda mirar con calma aquellos versos que nunca hubiera cambiado.