A
Laura por haber estado conmigo, incluso cuando yo no lo merecía y a LéonWerth
porque, a pesar de haber forjado una obra importante y valiosa, ha quedado en
la memoria colectiva como el Amigo que todos hemos tenido alguna vez.
Pienso en Robert Jordan que espera el cierre
de la cortina y se enamora
del último aliento que mueve su esperanza
para darles un soplo de vida a los que ama
y a quienes portan su bandera aunque la desprecien,
en el último vuelo sin brújula de Antoine
buscando al hombre libre en un sueño irrenunciable,
en el Amigo que mira por la ventana el paso de los niños
porque ya no puede seguirlo
aunque nunca llegue tarde a una cita.
(Lluvia de primavera)
Puede que Antoine de
Saint-Exupéry luchara toda su vida por ser como los demás y solo al final de
ella comprendiera que la propia lucha le había hecho distinto, y sufriera por
ello y se enfrentara a la soledad que se reserva a los elegidos que no pueden
hacer ver a los demás lo que para ellos es obvio. El año que escribió esta pequeña obra estuvo
marcado por una crisis profunda y una determinación ciega de ayudar a la
liberación de su país con aquello que mejor sabía hacer; pilotar aviones.
Ya era por entonces un
gran escritor, más reconocido en el país donde vivía su exilio que en el suyo
propio, pero las circunstancias hicieron que sus últimas obras estuvieran
tocadas por los hilos intangibles que arrastran a la inmortalidad. Su fracaso
matrimonial, en buena parte provocado por él mismo, el sentimiento de culpa por
estar en el exilio y no en la batalla, participó en la guerra en sus primeros
momentos pero no pudo soportar la vergüenza de la rendición y el Gobierno colaboracionista de Vichy y optó por marcharse
a los Estados Unidos. La situación agónica de su país, ocupado y maltratado y
la fragilidad de la situación de un gran amigo a través del cual personifica a
todos los amigos que, como rehenes, representan a cualquier francés que ha
permanecido en su patria y resiste, a ese amigo cautivo con más de cuarenta
millones de almas es a quien, en definitiva, dirige este canto desesperado que
busca la esperanza..
Reconocemos una obra
maestra pero difícilmente podemos definir los conceptos que nos llevan a esa
apreciación, estamos ante una de ellas y los que creemos que no abundan
observamos que está llena de cualidades
que tienen otras obras que no lo son ¿Cuáles son las líneas que la separan de
estas otras? ¿En qué punto remonta el vuelo que la aleja de ellas? No podemos
saber las causas pero es un hecho que percibimos con una claridad arrolladora,
quizás sea la densidad que preconizara su autor.
Cuando leemos una obra como Carta a un rehén
no dejamos de asombrarnos del desconocimiento absoluto que se tiene de ella en
nuestro país siendo Saint-Exupéry uno de esos escasos autores que, además de
ser verdaderamente buenos, son populares, siendo tan corta su extensión que
podemos aprehenderla en apenas unos minutos, estando tan inextricablemente unida
a una obra mítica que casi todo el mundo dice conocer y que es tratada con la
veneración de un culto. Cuando Saint-Exupéry la escribe están en peligro las
fuerzas que conforman su mundo y su impotencia por no poder hacer nada para
impedirlo le lleva a ladesesperación, hace que la locura de los sentimientos a
flor de piel se desencadene y que dé un salto cualitativo como persona que
admite su propia culpa, ya no se justificará recurriendo al enorme dolor que le
causaran los gaullistas por tener una idea diferente a ellos con respecto a una
Francia libre, ya no dirá que Consuelo era una mujer interesante, atractiva y
delicada pero compleja, caprichosa y difícil,. Su calidad como escritor, su
capacidad para narrar con una coherencia pasmosa aquellas cosas inefables que
solo tienen los elegidos podrían habernos hecho creer en la autenticidad de lo
que dice siendo una obra de ficción, pero no lo es, La carta a un rehén sería
un monumento histórico aunque no tuviera calidad literaria, tendría la impronta
de aquello que solo puede aflorar en las situaciones límites cuando un autor ya
no sabe distinguir entre lo público y lo privado, cuando intuye que su mundo
interior no le pertenece porque es patrimonio de todos los hombres aunque no fuese
lo que ansiaba y perseguía.Se dirige al hombre libre con la misma pasión con la
que Camus lo hiciera en Las cartas al
amigo alemán, se dirige al piloto que pierde la vida al mando de su avión
haciendo lo que cree firmemente que debe hacer. Hay paralelismos escalofriantes
entre ambas obras que justificarían por sí solos un estudio minucioso, pero
quiero hablar de las diferencias; Saint-Exupéry es un aristócrata que pasa su
niñez, a pesar de la muerte temprana de su padre, en un palacio Sin Preocupaciones,
pero su visión del mundo es extraordinariamente amplia, ha conocido en
profundidad otro tipo de personas, otras culturas, su estado emocional, al que
nos es ajena una depresión agravada por unas desafortunadas declaraciones de De
Gaulle que provocan que tenga problemas con la bebida, nos lo sitúan como un
iluminado, creo que la palabra que mejor lo define es Poeta, poeta que se apoya
en el pensamiento a través del cual busca todo aquello que nos une a los
hombres llevando a lo anecdótico aquello que nos separa. Camus es el fruto de
la mixtura de arrabal, ni siquiera llega a conocer a su padre que morirá a
consecuencia de las heridas producidas en el frente,percibirá vívidamente hasta
donde duele la fractura entre Oriente y Occidente, sabe que hay palabras
fundamentales para nosotros que carecen de traducción para ellos. Camus
establece desde su atalaya de pensador humanista que la liberación de su país
ha de convertirse en la construcción definitiva de Europa y que ésta debe
cimentarse en la superación de la tensión que durante siglos ha enfrentado al
mundo germánico con el latino personificada en sus fuerzas más representativas;
Alemania y Francia, ni siquiera considera a la Europa eslava ni a Grecia, el
país donde tiene su origen nuestra singularidad. Saint-Éxupéry, en cambio,
habla de conciliación universal, es un profeta, un visionario, pero cargado de humanismo, carece de la capacidad
de trabajo de Camus forjada en la lucha que al pobre se le reserva para llegar al
lugar donde están los demás, aunque nunca olvidara el arroyo del que provenía.
Pero Saint-Exupéry cuenta con la inspiración, y aquí encontramos otra palabra
que nadie ha sabido definir de una forma precisa. Hablamos de dos sueños que no
se han cumplido, pero cuya belleza no hace sino que insistamos en ellos porque,
después de sus respectivas explicaciones, somos conscientes que están
fundamentados en fuerzas que existen, que se pueden aplicar a la realidad. A la
estulticia y los intereses particulares de nuestros dirigentes que han tejido
un velo que nos impide verlas corresponden el dudoso mérito de no haberse
podido hacer uso de ellas.
Para terminar solo
añadir que, como dije antes, tan solo unos minutos nos separa de disfrutar de
una experiencia que retendremos, de una forma u otra, para siempre, para
siempre conservaremos una mirada de candor hacia los refugiados y el orgullo de
ser hombres diferentes unidos por los sentimientos verdaderos y que tan solo
Chaplin ha sabido desvelarnos el poder taumatúrgico de una sonrisa con la fe,
la devoción, la profundidad y las ansias de Saint-Exupéry.
Ceuta, 20 de Febrero de 2016.
No sé,Elda, hasta que punto merece la pena pensar sobre la esencia de los foros o hacer un recuento de los seguidores de un blog. Te diré que soy miembro de cuatro foros y solo participo en uno de ellos, no tengo otra receta contra el aburrimiento. En este último hay un número importante de personas que escriben bien y me estoy preguntando ¿es suficiente escribir muy bien en verso para ser un poeta (bueno o malo)? Ahora mismo diría que rotundamente no.
En cuanto a lo de los blogs pienso que la poesía no interesa al conjunto de la sociedad. Siendo grave esto, lo es más aún la estrechez de miras de la mayoría de las personas que la practican, demuestran estar interesadas nada más en lo que ellas escriben, están tan ensimismadas que no ven las limitaciones de sus poemas, más que evidentes en muchos casos, pero sí controlan si se les devuelven los cumplidos. No sé cuantos comentarios le he escrito a Bécquer, no me ha devuelto ninguno, espero tener la lucidez de seguir escribiéndole.
Bueno, Elda, ya sabes lo que pienso sobre algunas cosas por esas largas charlas que tuvimos. Te dejo con una pregunta ¿Quién hace más daño a la poesía quien la ignora o quien la practica mirándola desde lo alto?
Un abrazo.