La noche se sumerge en las luces que se ahogan en el agua,
apenas un suspiro me acerca al amor
profundo que me diste
y que tropieza con la penumbra y los rescoldos
que marcan la travesía imponente de la Piedra del Pineo.
Quiero volver al mundo de tus manos temblorosas
y escribir sobre tu espalda
pétalos sentidos en la densidad del humo
que se hunde en la techumbre de mimbre de los bares
y rodea las mariposas de los huecos
que se apagan en la orilla donde agoniza la espuma.
Era todo más cálido bajo la sombra de tus alas,
más abierta la vida en el corazón de la calle
que llenaste de caricias, destellos y canciones
mientras las gaviotas graznaban su furia entre las olas
y el muelle nos acogía encadenados
a una farola con su grito de luz adormecida
por el llanto de la luna que viajaba entre la niebla
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Debo tener en cuenta lo que me dijiste algún día y no escuchar tu silencio de ahora.