jueves, 9 de noviembre de 2017

Pasolini - Análisis tardío




“A menudo un poeta se acusa y se calumnia,
exagera, por amor, su propio desamor,
exagera, para castigarse, su propia ingenuidad…”
                                                         (Pasolini)

Análisis tardío

Sé bien, sé bien que estoy en el fondo de la fosa;
que todo aquello que toco ya lo he tocado;
que soy prisionero de un interés indecente;
que cada convalecencia es una recaída;
que las aguas están estancadas y todo tiene sabor a viejo;
que también el humorismo forma parte del bloque inamovible;
que no hago otra cosa que reducir lo nuevo a lo antiguo;
que no intento todavía reconocer quién soy;
que he perdido hasta la antigua paciencia de orfebre;
que la vejez hace resaltar por impaciencia sólo las miserias;
que no saldré nunca de aquí por más que sonría;
que doy vueltas de un lado a otro por la tierra como una bestia enjaulada;}
que de tantas cuerdas que tengo he terminado por tirar de una sola;}
que me gusta embarrarme porque el barro es materia pobre y por lo tanto pura;}
que adoro la luz sólo si no ofrece esperanza.

                                                             (Finales de los años sesenta)
(Traducción - Hugo Beccacece)

Estoy en el olvido como un lobo enjaulado
que no conoce a nadie y vaga en cuatro metros,
muero en la soledad de una especie extinguida.

(Palabras a Constance – F. E. León)




Pasolini estaba entrando en la madurez cuando escribió este poema, uno de los más inspirados entre los suyos, que sobrevuela sus pensamientos como  una implacable inmersión en su mundo interior en la que parece decir que todo está perdido, que no volverá a ser ese hombre que siempre se sentía joven cuando pensaba en la pobreza y su pureza, que por mucho que luche no podrá ni llorar ante el peso del desastre que supone la derrota dolorosa ante una forma de vida, ante una sociedad en las que se han perdido valores que ni siquiera están ya en el viento para que soñemos con alcanzarlos en nuestro vuelo, que los medios de comunicación han unificado en la vulgaridad, en la falta de compromiso ante la miseria de los otros. No podrá obviar la tristeza que lo va conduciendo inexorablemente hacia la tumba, ni siquiera la desesperada vitalidad de los elegidos, tan suya y entrañable, puede evitar las arrugas en sus ojos o que reaccione ante lo nuevo con el cansancio de quien piensa que ya todo lo ha visto. 

“Análisis tardío” pudo ser simplemente un mal momento, a tenor de la actividad frenética que sostuvo hasta el momento mismo de su muerte. Pero es el testimonio de quien pudo pensar así en una tarde oscura, del guerrero que se hunde en un momento preciso que se le escapa la duda y la certeza es implacable, quien piensa que su voz dulce, esa misma que denunciaba los males de nuestro tiempo con palabras que traspasaban el papel y la rabia de sus enemigos, que su sonrisa ya no podrán sacarle del vacío de verse a solas con su pensamiento pidiéndole a la luz que no le ofrezca esperanza.

El mundo de Pasolini no es distinto al nuestro; los verdaderos poetas sufren la indiferencia que se le reserva a la verdad en un mundo que se siente en su elemento especulando con las apariencias. El hombre ha arrinconado la luz y la poesía como a ese animal enjaulado que no sabe rendirse. Una violencia pasiva es la huella de una modernidad que muestra sus ansias de ceguera ante las palabras escritas en el muro que representa el declive de la moral, del sueño de la justicia.

Cuarenta y un años después de su muerte seguimos viviendo la misma contradicción, no escuchamos a aquellos que merecen nuestra admiración porque se dejan el corazón en lo que dicen y podrían molestarnos al mostrarnos nuestra incapacidad para mirarnos hacia adentro, por eso les arrebatamos la paz para que sea turbio y dolorido lo que habría de ser siempre luminoso en la búsqueda del espíritu del hombre, en cambio encumbramos a voces amables que apenas dicen nada y muestran una permisividad vergonzosa con los pequeños delitos que llegan a ser monstruosos cuando rompemos los hilos de una nueva criatura, que santifican un culto desproporcionado y nocivo a la comodidad y sacrifican a los ángeles de una niñez que vuelve a un hombre que vislumbra los cincuenta años y nos habla de la virtud que sobrevive a la pobreza, de su eterna juventud que no se pliega ante los surcos que el mundo ha ido labrando entorno a la pureza de su pensamiento.


(2 de noviembre de 2016)

2 comentarios:

  1. Non so se sono riuscita a comprendere fino in fondo la tua riflessione, perché non conosco lo spagnolo e le traduzioni non sono mai esaustive. Ho capito però che la tua ammirazione per Pasolini nasce dal suo pensiero libero, indipendente che gli ha permesso di analizzare con lucidità la società anni '60 che la mutazione antropologica, come lui la chiamava, aveva distrutto.

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  2. Lo que más me llamó la atención de Pasolini era su honestidad; hay tantos artistas que han sido sobrepasados por el éxito, no tuvo miedo de perder lo que había ganado y es posible que se radicalizara más aún así cómo pasaba el tiempo, no siempre con buenos resultados desde un punto de vista artístico.

    Me quedo con el poeta porque tenía el corazón en la boca, como creador polifacético y compulsivo solo le resiste Fassbinder en Europa. Era valiente, sabía que decir la verdad ya no podía llevarle a la hoguera pero era consciente de que podía haber provocado un rechazo de su obra disfrazado en forma de indiferencia. No creía en los dioses pero, en un caso muy parecido al de Saint-Exupéry, creía en Cristo como hombre y lo admiraba sinceramente. Está entre aquellos que demostraron que la entrevista tiene un gran valor literario, a pesar de las contradicciones provocadas por la inmediatez, creo que es una faceta que mide muy bien el valor real de un artista, en esto fue un maestro.

    Gracias, Loretta. En cierta forma es una glosa en prosa del poema de Pasolini.

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Debo tener en cuenta lo que me dijiste algún día y no escuchar tu silencio de ahora.