Creía estar en un
sueño, hicimos la vuelta al apartamento andando para despertar lentamente, nos
acompañaban una señora que parecía salida de algún rincón de Annie Hall y su
hijo, éste apenas hablaba por no molestar, mientras su madre me ofrecía
información sobre asuntos que tenía confusos o, simplemente, desconocía. Nada
más dejarlos, iban a coger el búho, nos encontramos con un pequeño auditorio
cuyos carteles decían que esa misma noche, con horario incompatible, habían
actuado los "Cranberries", me sentí un tanto triste, un epílogo
amargo, de no haber tenido la oportunidad de ver a la poética y fascinante
Dolores O'Riordan. No habría cambiado nada; coincidiendo, sin duda, habría
elegido a Cohen.
Creo que Cohen no era
un cobarde pero había muerto varias veces antes de hacerlo de una forma
definitiva, supo resucitar de todas ellas y, si alguien sabe hacerlo, volverá una vez más, y en esta ocasión ya no podrá haber caída, dentro de mil
años habrá quien cante sus canciones, quien llore en los lugares donde él solía jugar.
Siempre fue emocionante
saber de su pasión por España sustentada en pocos puntos de medida gigantesca,
por eso me pareció pertinente poner su nombre en una entrada de "Españoles
en la soledad del amor y de la muerte".
“Take this waltz” la
réplica o variación que dio al “Pequeño vals vienés” de Lorca fue la canción
que más quebraderos de cabeza le dio a Cohen en toda su carrera, él mismo lo
afirmaría años después. Consiguió la mejor canción de su resurgimiento pero lo
dejó maltrecho y víctima de una grave depresión. Enrique Morente tuvo la
valentía de incluirla en el increíble Omega con la música del canadiense pero
respetando el poema en castellano; era estrellarse en un pozo oscuro o volar
por los entresijos de uno de los poemas más enigmáticos de su paisano. Un reto
que superó con arte y sentimiento.
Hay mucho, en tu escrito Francisco. Desde Cramberries (¿por qué me haces recordar conciertos que tenía olvidados, acaso estabas tu allí pasando frente a la plaza de toros de Palma mientras yo olvidaba dentro las canciones de Dolores?) No dejas de asombrarme y tocarme el corazón.
ResponderEliminarEscribo esto mientras escucho por primera vez "Omega", por mi experiencia sé que en mi primera escucha no seré capaz de interiorizar lo que estoy presenciando,;será más tarde cuando necesite volver a esta obra o ella me llame, aunque ya de primeras me está reclamando demasiado, demasiado para que pueda ignorarla, ya es imposible. Gracias por estos regalos Francisco. Tampoco sabía de la presencia de Vicente Amigo, aquel que me llevó de la mano a Paco de Lucía. Y este Omega sigue deslúmbrandome mientras pienso en qué le ocurrió a nuestro querido Leonard para dejarlo tan abatido. Puedo intuir algo pero no me atrevo a expresarlo porque mis palabras no bastarían, como tampoco supe explicar qué me ocurrió en dos momentos puntuales de mi vida en lo que lo veía todo perdido (sin diagnosticar pero no me hizo falta que me lo dijeran para saber donde había caído sinuosamente sin darme cuenta)
Puede ser que Cohen se encontró con el vacío tras haber desentrañado el poema, haber sido Lorca por un momento y después dejar de serlo. No lo sé, puede que no tenga nada que ver con lo que esté diciendo, serían otros los motivos si es que es posible que existan motivos concretos para que te asole esa nube negra. Mi fuerte abrazo Francisco, Omega sigue sonando cada vez más hondo. Estoy felíz por saber que existen poetas, amigos como tú.
Supongo, Juan Carlos, que los Cranberries vieron frustradas una gran carrera por los problemas personales de Dolores O'Riordan. En 1994 con la publicación de "No need to argue" tocaron la gloria, dejaron una canción de las que marcan época y después vino un cierto vacío, les perdí la pista sin darme cuenta apenas. Pero no hubiera perdido la oportunidad de verlos y sumergirme en canciones como “Ode to my family” o “Yeat’s grave”. Habría vestido mi corazón con el deseo de experimentar que tuve en otro tiempo.
Eliminar"Omega" es un gran trabajo erigido con elementos que alguien hubiera pensado que eran incompatibles y encajaron de una forma natural dejando canciones inolvidables y el espíritu genuino de cada uno de sus protagonistas, desde los más renombrados hasta los más humildes.
La relación de Cohen con el "Pequeño vals vienés", fue difícil, puede que sometida a un nivel máximo de autoexigencia, quería estar a la altura de aquello que consideraba excelso y lleno de una magia indescriptible. Ahí estaba su poeta y había que encajar en una melodía un texto modificado que no podía perder su esencia. Por las razones que fueran se enredó y encontrar una salida le resultó doloroso.
Ya me contarás, Juan Carlos, tu relación con este disco mítico, todos los grandes nombres que participan, de una forma u otra en él, salen fortalecidos, y los más modestos salen de las sombras.