Volví a leer hace un
año “Poeta en Nueva York” y, en conjunto, no encontré la misma sintonía que
recordaba aunque volví a reafirmarme en mi devoción por los poemas de corta
extensión que alimentaron desde siempre mi admiración por Lorca, esos cuya intensidad, aparentemente, apenas dejan lugar al pensamiento,
al fin y al cabo, ese es el postulado más claro que nos deja el surrealismo,
movimiento que estaba en sus primeros años y que dejaría, en la literatura,
como monumentos más imperturbables, obras heterodoxas, en realidad
inclasificables.
“La aurora” es una de
ellas, me gustaría saber cómo la compuso Lorca, si lo hizo de una vez
sosteniendo el ritmo en la mente, si cogió las riendas del mensaje y a ello se
entregó con un esmero innegociable.
“Omega” es un disco de
culto que se movió entre la polémica y la admiración, es la cumbre de Enrique
Morente, su empresa más ambiciosa, aunque pensaba que encaminada hacia el
fracaso; Lorca, Cohen, Nueva York, el mundo moderno, le decían que ese trabajo,
en el mejor de los casos, solo podía desembocar en el enfado de los flamencos
que hablarían de la profanación de las llaves, por un lado, y en los seguidores
del rock alternativo de los Lagartija Nick, por el otro, ya que el deslumbramiento de los nombres no
podría asimilar el encumbramiento del quejío sobre el rasgueo obsesivo de las
guitarras eléctricas. En eso se abría la hipotética y amarga vía de la
indiferencia superado el revuelo. Por suerte estos pensamientos estaban equivocados
y el disco, grandioso en el proyecto y en la ejecución, logró unas ventas y una
repercusión en absoluto desdeñables.
De momento Francisco, la Aurora es de las que más me han llegado. Pero todavía es pronto para que te pueda hablar de Omega, de momento lo siento con una ilusión que hacía tiempo que no tenía por un disco completo.
ResponderEliminarPero Ay Aurora! ¡Que grande!
Una gran canción, Juan Carlos, a la altura del poema. Omega apenas nos da respiro en ese aspecto ya mire a Lorca, a Cohen o a los dos al mismo tiempo, casi todo se sitúa en la senda del gran arte.
EliminarY que decirte sobre "First we take Manhatan"...
ResponderEliminarMe hace sentir cosas dentro de mí que no sabía ni yo que pudiera llegar a sentir. Me sacude el corazón y me da hasta miedo, es una barbaridad de sentimientos que me provoca. El comienzo con esa guitarra desbocada, las voz de Enrique Morente, su hija que se eleva después de la manera más sincera, como una musa....no sé..no sé que más puedo decir. Es una fiebre de canción.
Ya seguiré comentándote Francisco.
Todas las adaptaciones de canciones de Cohen en Omega son fantásticas hasta el punto que nos podemos decantar por cualquiera de ellas y tendremos argumentos suficientes para defender con éxito la elección.
Eliminar"Sacerdotes" se convierte en los labios de Morente en una canción grandiosa, la elegí para acompañar a un poema mío del mismo título en una entrada de mi blog, había motivos sobrados para hacerlo ya que encontré la misma sintonía entre la crítica de Cohen y la mía, él nunca grabó esta canción, lo hizo Judy Collins en 1967 en la que es, para mí, la menos afortunadas de sus incursiones en el mundo de su compatriota, palidece en exceso, por su falta de garra, ante el drama intenso y milenario que nos ofrece el cantaor granadino.