viernes, 28 de noviembre de 2014

Resaca

I

Nubes y gaviotas gritan
bajo el oscuro sol de la mañana.
Tengo que cambiar el signo,
ahora que Dios mira para otro lado.


No todo se ha perdido
con el último tren de madrugada,
 en algún labio suena una sonrisa
para darme fuerzas,
para volver a algún sitio
después de la marejada.

II

En la lengua el sabor amargo que persiste
y en la cabeza las voces que no acaban,
los reflejos de los vasos que se rompen,
el alcohol derramado por los suelos.

Las farolas encendidas aunque sin luz,
en la primera hora de resaca,
en estas peñas que incitan al suicida,
este mar que recoge los cuerpos que soñaron.

En la falda del Hacho, el cementerio
sigue abriendo oquedades
que serán ocupadas por esquelas,
por nombres y jarrones, por pétalos marchitos.

Y los barcos cruzando el Estrecho,
y las almas vagando en la deriva
de una ciudad que muere en el perfume
que ayer la embadurnaba,
que se abre a un rumbo cierto
de plegaria en otra lengua que no entiende. 

Esta ciudad que fue refugio de Camoens
en el ocaso de su sangre se debate,
ebria en su fracaso, confundida
por no haber compartido la miel en el pasado,
por no querer escuchar la voz de los que sufren
cuando sólo pedían caricias con los ojos.



       Solo hay una cosa que se me dé peor que las matemáticas; la orientación geográfica. Mientras con las primeras puede que haya un inconsciente impulso volitivo en no conocerlas, ya que soy un hombre inútil que flirtea con la Filosofía y se cita en un combate sin futuro con las Letras, en la segunda hay un poso de inconfesable tristeza ya que repasando algunos poemas que he escrito me he dado cuenta de que situándome mentalmente en un punto determinado de mi ciudad he afirmado que se veía tal punta o el cementerio católico, cuando he visitado esos puntos con ansias de saber en donde estaba y recordar lo que sentía cuando se me escapaban aquellos versos he comprobado que de ninguna forma podía acceder a ellos con la vista. Había creado un espacio sentimental que no tenía nada que ver con la realidad.

     No me gusta este poema, es visceral, descerebrado, está mal escrito, se me viene a la mente el regusto amargo del alcohol cuando te has excedido y la noche muere y estás en la calle lamentándote por las horas perdidas, pero me da la medida inquietante de un tiempo en el que iba por mal camino, me recuerda lo peor de mí. Para conjurar esta última sensación no hay nada mejor que insistir en ella.

    Mis paisanos podrán comprobar que lo que dije de la orientación va muy en serio, pero no creo que haya alguno que lo lea y si lo hiciera no querría entender lo que digo, a los ceutíes no les gusta demasiado que alguien sepa articular un problema verdadero, somos tan españoles hasta en lo que no sabemos, ni nadie ha sabido explicar. Hallamos en la soledad de vernos sin Andalucía  un rumbo cierto en la deriva, me gustaría que fuera otro rumbo. 

3 comentarios:

  1. Me gusta el poema y, por tanto, disiento con la autocrítica negativa que te haces.
    Me gusta porque no me paro en si está bien o mal escrito sino en el sentimiento que me trasmite y con qué intensidad me llega. Es un poema amargo -y no por el exceso de alcohol y la resaca- sino por la mirada sobre una ciudad decadente, de incierto futuro, de difícil arraigo para, quienes siendo españoles, viven al otro lado del Estrecho.

    Pero no dudes de que "hay labios con una sonrisa"...

    Un abrazo, Enrique.Ya sabes: no te autoflageles; hay gente, como yo, que se conmueve al leer tus escritos.Yo, especialmente, con los poemas.

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  2. Me agrada lo que me dices, Fanny, pero no me sustraes de la idea de que Resaca no es un buen poema, se pude hablar mucho de él, hablar y no parar, con tantas tristezas como menciona y asalta, cuando lo escribí, hace poco más de tres años, lo hacía de oído y no medía las sílabas. Sé que tengo buenos poemas y algunos de ellos que hasta a mí me asombran. Sé que no caigo simpático en los foros donde intento leer y ser leído, que la suficiencia y el desvarío con las que replico a los comentarios de muchos, es interpretada como arrogancia, esa misma que la mayoría de los que pasan de mi nombre les permitiría de un modo casi servil a alguien que hubiera publicado tres libros, vendido 1001 ejemplares y participado en un coloquio en la radio. No es la idea que yo tengo de democracia.

    Escribo cualquier cosa pensando que es importante, no sé cuando ocurrió, ni por qué. Un poema que coquetea con la mediocridad puede tener su valor, otros que están bien escritos y son bellos no lo tienen.

    Un abrazo, seguimos. Hay personas en los foros con quienes llevo una relación más que buena.

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    1. Me agrada lo que me dices, Fanny, estamos tan indefensos ante la vanidad que, con razón, nos asustamos de nosotros mismos cuando nos vemos delante de un halago, pero no me sustraes de la idea que tengo de que Resaca no es un buen poema, se puede hablar mucho de él, hablar y no parar, con tantas tristezas como menciona y asalta, con esa obstinación temeraria que tengo en decir lo que siento cuando implica a los otros.

      Cuando lo escribí, hace poco más de tres años, lo hacía de oído y no medía las palabras. Sé que tengo buenos poemas y algunos de ellos hasta a mí me asombran y no puedo comprenderlos aunque les busque las metáforas.

      Intuyo, solo dos o tres personas me lo han dicho abiertamente, no lo sé, que no caigo simpático en los foros donde intento leer y ser leído, y en los que como casi todos intento asomar la cabeza, demostrar que existo, que la suficiencia y el desvarío con las que replico a los comentarios de muchos, es interpretada como arrogancia, esa misma que la mayoría de los que pasan de mi nombre les permitiríam, más que probablemente, de un modo casi servil y un tanto ingenuo, a alguien que hubiera publicado tres libros, vendido 1001 ejemplares y participado en un coloquio en la frecuencia que nadie sintoniza. No es la idea que yo tengo de entender la democracia, deduzco por esto que volitivamente decidimos que no todos somos iguales, no queremos llegar a alguna verdad desde el corazón aunque nos duela, ya que la aleja de nosotros.

      Escribo cualquier cosa pensando que merece la pena intentar hacerlo lo mejor posible, no sé cuando ocurrió, ni por qué, pienso que detrás de esto puede estar Unamuno. Sé, aquí digo bien y me reafirmo, que un poema que coquetea con la mediocridad puede tener su valor y que otros que están bien escritos y son bellos no lo tienen, le podríamos preguntar por esto a Charles Bukowski.

      Un abrazo, Fanny, seguiremos. Por otra parte, hay personas en los foros con quienes llevo una relación más que buena y algunos son tan buenos poetas que no temblaría a la hora de decirlo en público por el hecho de que se les trate como meros aficionados por que les fue esquiva la fortuna. Debemos aprovechar la oportunidad que tenemos con estos nuevos inventos para hacer llevadero nuestro oscuro anonimato y rezar para que la poesía no se cruce con algunos que dicen amarla.

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Debo tener en cuenta lo que me dijiste algún día y no escuchar tu silencio de ahora.