viernes, 28 de noviembre de 2014

Simon and Garfunkel - The boxer



In the clearing stands a boxer
And a fighter by his trade
And he carries the remainders
Of every glove that laid him down
And cut him till he cried out
In his anger and his shame
“I am leaving, I am leaving”
But the fighter still remains


En el fondo queda un boxeador,
un luchador por su cuenta
que arrastra los vestigios
de cada golpe que lo derribó o le cortó
hasta que gritó de rabia y de vergüenza
me voy, me voy
pero el luchador sigue en pie.



       Estoy en el ring, en una esquina, voy perdiendo ampliamente a los puntos, tengo los ojos tan hinchados que, casi, no puedo ver, el rostro tan castigado que no siente, pero lo tiro todo en busca de un golpe definitivo. Si no llega quiero al menos acabar el combate. Ese podría ser el tema sobre el que gira The boxer, pero no, una de las canciones más complejas que se conocen; es casi imposible reproducirla fielmente en directo y necesitó más de noventa tomas, y una encrucijada de mezclas para darla por terminada. 

       Con Puentes sobre aguas turbulentas Paul Simon y su enemigo íntimo Art Garfunkel daban por finalizada su tortuosa relación con un disco que aún cuenta entre los más vendidos de la historia, heterogéneo y con canciones comerciales que funcionaron muy bien como singles, pienso que dista mucho de ser el mejor trabajo del dúo neoyorquino, pero tiene obras maestras entre las que destaca, precisamente, esta canción.  Quizás la letra no tenga el lirismo de Paul Simon en otros momentos, pero entra de lleno en sus mensajes descarnados, y la música es maravillosa, el li lie li contagioso, el tono con el que cantan de un pesimismo que nos lleva al respeto, cuando no a la piedad. Su mensaje es claro y devastador; la Gran manzana ya no quiere a nadie y un pobre muchacho malgasta las ilusiones que tenía cuando llegó allí, sin trabajo y sin dirección, solo los vagabundos le dan un poco de calor pero tienen que pensar en ellos mismos y las prostitutas le hacen un guiño pero tiene que pasar por caja. Solo encuentra cobijo en la estación del tren, el invierno está donde se olvidan los sentimientos y no debe ser muy agradable estar allí cuando llega; Me voy, me voy, pero el luchador sigue en pie.

      Sin duda alguna, a alguien a quien quisiéramos le suplicaríamos que arrojara la toalla. 

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Debo tener en cuenta lo que me dijiste algún día y no escuchar tu silencio de ahora.